BourgeoisieCapitalismMarxismSocialism

4 Amauta de racionalismo y espiritualismo, es mejorar y ennoblecer la vida. Creen los que aspiran a una espiritualización del marxismo, que el espíritu creador esté menos presente y activo en la acción de los que luchan en el mundo por un orden nuevo que en el de los prestamistas o industriales que en New York, señalando un instante de cansancio capitalista, reniegan una fuerte ética nietzschana, la moral sublimada del capitalismo para flirtear con fakires y ocultistas? Tal como la metafísica cristiana, no ha impedido a Occidente grandes realizaciones materiales, el materialismo marxista compendia, como ya he afirmado en otra ocasión, todas las posibilidades de ascensión moral, espiritual y filosófica de nuestra época.
Piero Gobetti, discípulo y heredero del idealismo crociano, en lo que éste tiene de más activo y puro, ha considerado este problema, en términos de admirable justeza: El cristianismo escribe Gobettitransportaba el mundo de la verdad en nosotros, en la intimidad del espíritu, indicaba a los hombres un deber, una misión, una redención.
Pero, abandonado el dogma cristiano, nos hemos encontrado más ricos de valores espirituales, más conscientes, más capaces de acción. Nuestro problema es moral y político: nuestra filosofía santifica los valores de la práctica. Todo se reduce a un criterio de responsabilidad humana; si la lucha terrenal es la única realidad, cada uno vale en cuanto obra, y somos nosotros los que hacemos nuestra historia. Esta es un progreso porque se desenvuelve siempre más rica de nuevas experiencias.
No se trata ya de alcanzar un fin o de negarse en un renunciamiento ascético; se trata de ser siempre más intensa y conscientemente uno mismo, de superar las cadenas de nuestra debilidad en un esfuerzo más que humano, perenne. El nuevo criterio de la verdad es la obra que se adecua a la responsabilidad de cada uno. Estamos en el reino de la lucha (lucha de hombres contra los hombres, de las clases contra las clases, de los Estados contra los Estados) porque solamente a través de la lucha se tiemplan las capacidades y cada cual, defendiendo con intransigencia su puesto, colabora en el proceso vital que ha superado el punto muerto del ascetismo y del objetivismo griego. No puede hallar una mente latina una fórmula más clasicamente precisa que ésta: nuestra filosofía santifica los valores de la práctica.
Las clases que se han sucedido en el dominio de la sociedad, han disfrazado siempre sus móviles materiales con una mitología que abonaba el idealismo de su conducta. Como el socialismo, consecuente con sus premisas filosóficas, renuncia a este indumento anacrónico, todas las supersticiones espiritualistas se amotinan contra él, en cónclave del fariseismo universal, a cuyas sagradas decisiones sienten el deber de mostrarse atentos, sin reparar en su sentido reaccionario, intelectuales pávidos universitarios ingenuos.
Pero, porque el pensamiento filosófico burgués, ha perdido esa seguridad, ese estoicismo con que quiso caracterizarse en su época afirmativa y revolucionaria. debe el socialismo imitarlo en su retiro al claustro tomista, o en su peregrinación a la pagoda del Bhuda viviente, siguiendo el itinerario parisién de Jean Cocteau o turístico de Paul Morand. Quienes son más idealistas, en la acepción superior, abstracta de este vocablo, los idealistas del orden burgués o los materialistas de la revolución socialista. si la palabra idealismo está desacreditada y comprometida por la servidumbre de los sistemas que designa a todos los pasados intereses y privilegios de clase. qué necesidad histórica tiene el socialismo de acogerse a su amparo? La filosoun