Bourgeoisie

Panorama Movil DE BAT S VANGUARDISMO ARTE REVO.
LUCIONARIO: CONFUSIONES Por Martí Casanovas Por fortuna en México no es de curso la palabra vanguardismo. Por uso y costumbre, clasificamos como vanguardistas, ciertas corrientes estéticas puras. arte por el arte. cuyas proyecciones y escarceos renovadores se circunscriben a un círculo limitado de intereses. y especulaciones artísticas, dando a entender genéricamente con esta palabra, cierta militancia intelectual, cierta curiosidad alerta por determinadas fases y facetas de la vida tumultuosa y atropellada de nuestro siglo, cierta exacerbación de la sensibilidad, solicitada por la febril inquietud de nuestra hora. Vanguardismo es una palabra de valor sobreentendido, cifrado, en los dos continentes trasatlánticos, que implica determinada actitud especulativa y militante dentro de los sectores de la inteligencia pura. Vanguardismo. índice de la sensibilidad del novecientos, nada tiene que ver, sin embargo, con el acerbo y vicisitudes de la lucha social, verdadero índice de las luchas de nuestro tiempo. Vanguardismo. aun como índice de la sensibilad del novecientos, se encierra dentro de los límites exclusivos de la especulación artística y el campo de la estética pura, y si acaso toma en consideración temas o aspectos de la lucha social e invade este campo, es solo con propósitos de índole artística, yendo a él en busca de materiales y sensaciones acordes con este índice de sensibilidad contemporánea, pero sin intererarse ni apasionarse por el sentido y el fondo humano, moral, ideológico, de estas luchas ni en la alternativa de sus vicisitudes.
El hecho de que en México esta palabra, vanguardismo. no circule ni esté en curso para establecer con ella competencias y jerarquías, como medida de valoraciones, contrastando con el predicamento casi universal de la misma, nos dice, en forma harto explícita, que en este país, se discute y esta sobre el tapete, cuanto se trata de los problemas de la cultura, algo muy hondo y esencial. Tratándose de valorar un intento cultural, cuando se trata de precisar los grados de osadía y el potencial renovador de un esfuerzo o un movimiento ideológico, se habla, en México, de cultura revolucionaria, de arte revolucionario, vinculando, claro está, estas manifestaciones y actividades de la inteligencia a la revolución social y económica de 1910, orígen y fuente de la cultura revolucionaria mexicana.
Nótese que la máxima excreción, que el epíteto más denigrante, que la más vergonzosa invictiva en México, es la de contrarrevolucionario. y que aún en el campo al parecer desinteresado de la cultura, grupos e individuos luchan, tesoneramente, por la exclusiva y el monopolio del calificativo revolucionario. y aun cuando, muchos grupos e individuos abominan y reniegan de la revolución mexicana, que consideran traicionada e insuficiente, siempre persiguen en ella y amparándose en ella una ejecutoria de valor, de prestigio, y una salvaguardia, moral y material, para ellos y para su obra.
Esto nos dice que, afortunadamente, en México se está luchando por redimir la cultura y el arte de los estrechos círculos del profesionalismo burgués, de las limitaciones enrarecidas del purismo estético, del exclusivismo hermético de una cultura y un arte de selecciones, minoritario, y que la cultura y el arte se consideran como partes y factores de la lucha social, como instrumentos de ella, midiéndose su valor y eficacia por su eficacia y valor como instrumentos de esa lucha, con lo cual, se les reconoce un valor moral, por su utilidad y servicio social, contraria a las valora