Lenin

Amauta 61 Por cierto, el control, el espíritu crítico, deben, en la como en todas partes, conservar sus derechos. Sin embargo, muy infiel testigo sería quien no viera en este apostolado sino las habilidades, sin distinguir un amplio sentimiento, el de la fé!
Más de una parte de la obra revolucionaria legitima la reserva; otras requieren duras críticas. Pero, esforzándose por introducir más higiene y confort en el inmenso país retardatario que tomó a su cargo, el nuevo régimen realiza una de las tareas positivas de su trabajo. Examinemos este esfuerzo. Estamos aquí para ver todo, lo mejor y lo peor. Crea usted que conocemos cuán extensa es su tarea para medir la labor tan sólo por sus lagunas.
En cuanto la puerta se cierra tras de los visitantes que nos han precedido, somos acogidos por una frase breve, y nos encontramos sentados y ya instalados, como documentos o síntomas, en la interrogación de una mirada rápida, penetrante, atenta al hecho: una mirada de cirujano. El profesor Semachsko: figura ancha, sólida, en la que la red de las arrugas revela el ejercicio continuo de la atención, la meditación sagaz. Su talla es elevada. La parte superior del cuerpo, a veces echado atrás, retrocede como para abarcar más campo visual o si no, con más frecuencia, con un movimiento familiar, se inclina hacia esta ancha me.
sa donde se alinean la batería telefónica y las pilas de papeles severamente ordenados. Se diría entonces que, detallando el corte de los fenómenos, algún invisible microscopio le ofrece un ocular. Todo os está abierto. No os será difícil encontrar aquí muchas instalaciones defectuosas o antiguas. Sabed que ellas están condenadas!
Nuestra práctica es la de dejar la ruina en ruina y de reservar nuestros esfuerzos para construir lo nuevo. El Comisario del Pueblo para la Salubridad Pública deja un instante, más allá de nosotros, correr su pensamiento por la vasta pieza en la que unos ficheros modernos acumulan y analizan un número increíble de circunstancias. Algunos cajones abiertos dejan leer nombres de ciudades o de provincias; todo un espesor de índices y de fichas. Sobre la chimenea, entre los pétalos de una bandera roja, un gran busto de Lenin, en bronce. No sé por qué, yo pienso en el malicioso Lenin de la banca. Esperaríamos ver a aquí a Vladimiro Ilich en la serena encarnación de un vigilante administrador: he aquí que tiene los ojos desorbitados, la boca destendida por una vociferación. Me quedo en guardia: no cedamos al poder místico, presente aquí bajo las formas más inesperadas. Un joven severo, del tipo de los que hemos encontrado por las escaleras, se mantiene al lado de Semachsko. Construir lo nuevo. a estas palabras volteó hacia nosotros su mirada entusiasta. Sentimos que él quisiera agregar algún énfasis, un poco de brillo, a las lacónicas palabras del jefe. Nosotros hemos ensayado mucho. Nos hemos engañado a veces, dice Semachsko con una objetividad tranquila. Ustedes verán, sin embargo, si algún resultado se desprende de nuestros esfuerzos. Casi todo queda todavía por hacer. El régimen zarista, interroga Duhamel. no os había legado una obra muy avanzada con respecto a la higiene? esta palabra zarismo el joven sonríe despectivamente. Na