30 Amauta en muchos casos completamente engañosas. Entre la generalidad de las bacterias y las bacterias del azufre o sulfobacterias, suele existir una diferencia apenas considerable morfológicamente, y sin embargo es tan grande que se entraña con el origen de la vida.
Por eso es tan difícil juzgar las estructuras por su simple apariencia.
Son éstas las condiciones que me inducen a invocar en la valoración artística los factores preformativos de preferencia a la forma y al motivo. Sólo en el estilo por su riqueza en material subconciente se nos ofrece los componentes de verdadera caracterización.
Las mismas razones nos inducen a no prestar crédito a la teoría de Spengler. Seguramente que, apreciando las cosas en el sentido más severamente científico, no hay en el gótico factor que no esté en el apolineo, de la misma manera que tratándose de los primates y de los insectos, por ejemplo, instinto e inteligencia quedan en ellos muy desigualmente repartidos, lo cual no implica una carencia absoluta de cualquiera de ellos en uno u otro grupo. De suerte que el contenido de las obras artísticas comprendiendo su genética que es lo de mayor valía. sea un verdadero complejo de factores morfológicos y dinámicos (sin negar estos últimos a ciertas formas de arte, como lo hace Spengler. Un éxodo de sublimaciones de épocas y pueblos construyen las artes. No importa que en cada uno de los casos sea distinta la forma, y aún el estilo, siempre quedará algún hecho que permita incluirles a todos en una sola teoría. Cada una de las culturas manifiesta un estado artístico que se puede apreciar, genética, cuantitativa y cualitivamente, y los estados artísticos de las culturas podrán incluirse en una concepción aún más amplia, el estado artístico de la vida. Sólo al amparo de este concepto aseguramos que la esencia artística encierra lo más intensamente vivo y que todas sus formas son para las culturas más que una morfología, porque la realidad que en ellas quede siempre estará penetrando en el espíritu de las culturas venideras. Sólo así es posible el apotegma de Spengler Las artes son unidades vitales y lo vital no admite división.
CONCLUSIONES Los análisis anteriores, así con tan exigua exposición, nos conducen al término feliz apetecido. La realidad artística ha penetrado, tanto como podía serlo en consideraciones tan generalizadas, en el terreno del fenómeno y de la ley vital. Uno y otro son una misma cosa, excursión de un proceso que se ofrece en diversas estaciones, fragmentarias de la ruta esencial.
En el arte, más que en otros hechos biológicos, se tiene evidente la extraversión dirigida en sentido diferente a la necesidad específica.
En muchos otros fenómenos de esta naturaleza abundan estos residuos más o menos considerables que no siguen las leyes de Darwin ni las fisico químicas; pero ningún otro como los artísticos se encuentra dotado de una capacidad tan grande para apartarse de ellas. antes de poner término, sea para dar una forma sintética a nuestra teoría o para ofrecerla en un somero enumerado al lector, proponemos el cuadro siguiente de los hechos comunes de la vitalidad: Los estados potenciales (células pluripotentes, subconciente y estilo) expensan los sistemas estructurales (fisiomorfologia psicoes1o.