José Carlos MariáteguiMarxismRosa Luxemburg

Amauta 13 asdos pivotes de la sociedad actual, así como el palacio del canciller del Reich y la Banca de Alemania. el festín de arenque podrido y de aguardiente envenenado en el asilo de noche es el fierro invisible del cavias y del champagne en la mesa del millonario. Esos señores de los consejos médicos secretos pueden seguir buscando mucho tiempo al microscopio el germen de muerte en los intestinos de los envenenados y preparar líquidos de cultivo. El verdadero bacilo del que han muerto las gentes del asilo municipal, es la sociedad capitalista con sus cultivos.
Cada día los sin albergue mueren de hambre y de frío. Nadie se ocupa de ellos, a no ser el parte cuotidiano de la policía. La emoción provocada esta vez por este fenómeno banal se explica únicamente por su carácter de masa. Pues no es más que cuando su miseria adquiere un carácter de masa que el proletario puede obligar a la sociedad e interesarse por él. Hasta el mismo sin albergue en su pecto de masa o simplemente tomado como un montón de cadáveres adquiere una verdadera importancia pública.
En tiempo ordinario, una cadáver es una cosa muda, sin la menor importancia. Pero hay cadáveres que hablan más alto que las trompetas e iluminan aventajando a las antorchas. Después del combate de barricadas del 18 de marzo de 1848, los obreros de Berlín, levantando en sus brazos los cadáveres de sus hermanos caídos en el curso de la lucha, los condujeron delante del palacio real y obligaron al despotismo a saludar a sus víctimas. Ahora se trata de levantar los cadáveres de los sans logis de Berlín envenenados, que son la carne de nuestra carne, y la sangre de nuestra sangre, sobre nuestros brazos, nuestros millones de brazos proletarios y de conducirlos en la nueva jornada de lucha que se abre ante nosotros, a los gritos mil veces repetidos. Abajo el orden social infame que engendra tales horrores!
Traducido expresamente para Amauta. de la He aquí uno de los vibrantes escritos de Rosa Luxemburg, asesinada por los oficiales de la República democrática alemana, hace diez años. través de él, será fácil darse cuenta de la alta calidad y pasión de esta gran revolucionaria y mártir.
DEFENSA DEL MARXISMO, por José Carlos Mariátegui (Continuación. Véase el No. 21 de Amauta. La revolución liberal no liquido en Inglaterra la monarquía ni otras instituciones del régimen aristocrático. Su carácter industrial y urbano, le permitió una gran largueza con la nobleza terrateniente. La economía capitalista creció cómodamente, sin necesidad de sacrificar la decoración aristocr el cuadro monárquico del Imperio. En el primer imperio capitalista, dueño de inmensas colonias, dominador de los mares, la economía agraria pasaba a un plano secundario. Su producción in