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102 Amauta Libros y y Revistas CRONICAS DE LIBROS pasión, si se dejaba ganar, escribiendo, por el deliquio estético.
César Falcón El Pueblo sin Dios Pero si el tono, la manera del Ediciones de Historia Nuelibro tienen que ver con el instante va Madrid 1928 en que fué escrito, si como factura artística no corresponde seguramente Escrita en 1923, esta novela a la actualidad de Falcón, la idea ger.
no alcanza a muchas nuevas adquisicio minal, la energía céntrica de El Puenes del espíritu y el estilo de César blo sin Dios continúan enriquecidas, Falcón, a quien nada singulariza tan.
aci ecentadas, exasperadas, en el fonto como un pensamiento en incesante do del pensamiento del autor. Todas elaboración, en impetuoso movimiento. las emociones, todos los impulsos de Conozco la preparación espiritual de que ostá hecho este libro, han seguiestas páginas, presurosa, febrilmente do operando en él, acentuándose, escritas por Falcón en Madrid, poco medida que Falcón ha avanzado en el después de que nos despidiéramos en severo esfuerzo de superarse, de disla Friedrich Banhof de Berlín, él paciplinarse con la pedagogía exigente ra regresar a España, yó para volver de la civilización anglo sajona.
al Perú. Habíamos pasado juntos al. Por qué complejo y difícil procegunos densos y estremecidos días de so, el criollo bromista, bohemio y gauhistoria europea: los de la ocupación dente, proclive a la sensualidad y al del Ruhr. La cita para esta última desorden, nulamente invitado a este jornada común nos había reunido en esfuerzo por el ambiente limeño, se Colonia. La atracción del drama rhe elevó primero, venciendo su propia nano, esa atracción del drama, de la intoxicación literaria y decadente, a aventura, a la que ni él ni yo hemos la abstracción de la doctrina socialissabido nunca resistir, nos llevó a Es ta, se contagio enseguida del más sen, donde la huelga ferroviaria nos puro y rigorista mesianismo el de la tuvo bloqueados algunos días. Nos ha Revolución del 19, como la llama Anbíamos entregado sin reservas, hasta dre Chamson para consagrarse la última célula, con una ansia sub luego, sin aflojar su labor periodísticonsciente de evasión, a Europa, a su ca, a una empresa como la de Histoexistencia, a su tragedia. descu ria Nueva. El caso de este escritor, bríamos, al final, sobre todo, nuestra movido siempre por la más noble inpropia tragedia, la del Perú, la de quietud, que ha encontrado en el traHispano América. ΕΙ itinerario de bajo atento, austero, creador, ese Europa había sido para nosotros el equilibrio moral y religioso, que ni la del mejor, y más tremendo, descueducación ni el ambiente pudieron cobrimiento de América Falcón estaba municarle, merecerá siempre ser citaen la más angustiada tensión de este do como uno de los más singulares cadescubrimiento, cuando escribió sos de superación de todas las barreMadrid, sin dejar las cuartillas hasta ras.
no concluír la última, su Pueblo sin El Pueblo sin Dios es un testi.
Dios. Literariamente, su libro monio de acusación. Falcón y yo coinresiente de la furia periodística, del cidimos en este destino de la requisiestado emocional en que fué compues toria, del procesamiento. Al superto. Tiene una rotundidad y un esque. americanismo de los que, recayendo matismo de panfleto. Falcón habría en el exceso declamatorio, el juicio pensado que traicionaba su intento, su superficial de las viejas generaciones, en se