GermanyIndividualism

Amauta 85 donde ha acampado el capital yanqui; donde existen ricos yacimientos de estaño, de plata, cobre, de antimonio, de plomo. En los distritos pobres, la pequeña propiedad, o más bien, la pertenencia minera, apenas yergue la cabeza, pero también está absolutamente controlada por compradores americanos, como Holschild, que cotizará según su humor al precio que le convenga.
Pero antes de pasar más adelante, veamos en poder de quiénes se encuentran las minas. Ya todos saben en Bolivia que las minas pertenecen a dos docenas de individuos, exagerando el término. Tal vez, una media docena de entre ellos, ejerce absoluta preponderancia y dominio, imponiéndose aún sobre el Estado. Gracias a las equívocas leyes liberales y con sentido individualista, sobre la que se fundó la República de Bolivia, todas las riquezas se encuentran en poder de Patiño, multimillonario de leyenda cuya fortuna sólo comparable con la de Aladino, no tiene paralelo en América; un hombre cuya renta anual es doble de la renta que percibe el Estado, y que ejerce por este hecho, más potencia que el mismo Estado, por medio de préstamos oportunos y leoninos. También se encuentran las minas en manos del señor Aramayo, de los Guggenheim, del francés Soux, del acaudalado Mendieta de Potosí, de Suárez, de la señora Argandoña. Pricesa de la Glorieta. princesa por antonomasia en un país republicano; de otras compañías y de algunos abogados influyentes. Patiño fué pobre hará el espacio de veinte años, cargó el mineral como simple peón; pero, se sorprenderá el lector, cuando le diga que, a Patiño solamente, según la estadística de Pedro Dalence, considerada como una de las más formales, le corresponde el 72 por ciento de la exportación minera. Hugo Stinnes, en Alemania, con todo su trabajo industrial organizado, no conoció jamás la otencia económica de este Creso criollo. Otro de los señores feudales de Bolivia, es don Avelino Aramayo, propietario de minas de bismuto, tal vez únicas en el mundo. Tengo que advertir que la oficina principal de Aramayo y Compañía, se encuentra en Londres. Habiendo tenido grandes beneficios durante la época de la guerra, la firma Aramayo fué obligada a pagar un millón de libras por el Gobierno inglés, cantidad que seguramente jamás ha pagado en Bolivia por concepto de impuestos. La renta de este señor Aramayo alcanza a siete u ocho millones semestrales, Su mina está cubicada en siete millones de libras esterlinas.
El francés Soux es tal vez uno de los más ricos mineros de Potosí. Ingeniero extranjero, llegó a las minas hace muchos años. Ya en ese tiempo, las famosas minas estaban un tanto resentidas por la explotación continua de más de cuatro siglos. Se le ocurrió la idea de explotar deshechos de mineral arrojados fuera de la mina y rápidamente tuvo éxito. Soux, poco a poco, ha llegado a acaparar la producción minera de Potosí, frente a Bebin Hnos. otra compañía francesa, y a Mendieta, señor afortunado de Potosí.
Pero la producción minera de Potosí, requiere cada día más fuertes capitales. Soux, después de haber ganado muchos millones en las minas, piensa en la natural retirada. Extranjero, sin mayores vínculos en el país, le parece lógico. Esto no tiene nada de particular; lo grave es que el capital americano atisba las minas de Potosí, y Soux, al instante como primera palabra, señala una cifra de veinte millones de dólares por sus pertenencias mineras en el Cerro. Pero los yanquis, acostumbrados a ver el terreno limpio, se dan cuenta de que en las partes altas del cerro existen aún pequeños propietarios. De ahí es que Soux, con la complicidad de las autoridades y protegido por la sombra amplia de su capital, hace incursiones en las propiedades de sus pequeños vecinos. Dos son las amenazas: o la venta de la mina o el asalto. Luego se innventará una serie de triquiñuelas judiciales