BolshevismCommunismDemocracyIndividualismSocialismSovietTerrorismViolenceWorking Class

Amauta 61 instituciones económicas y sociales sin sufrir los trastornos y violencias de una revolución y una dictadura.
La dictadura bolchevique, la dictadura fascista y otras semejantes, son fruto del caos y la desorientación espiritual producidos por la guerra. No hay razón para convertirlas en sistemas normales de acción social y política. La revolución y la dictadura del proletariado no están exentas de los males y peligros de todas las revoluciones y dictaduras: la facilidad de incurrir en errores irreparables por la falta de crítica libre dentro del apasionamiento de la lucha y el fanatismo de toda revolución triunfante; los abusos e injusticias que surgen en todo gobierno que no respeta las libertades individuales, ni tiene control efectivo de sus actos; el peligro de las reacciones violentas; la posibilidad de que se apoderen del poder y se mantengan en él por la fuerza minorías audaces, incapaces e inescrupulosas; la tendencia de los gobiernos dictatoriales a perpetuarse aunque hayan pasado las circunstancias transitorias que les dieron origen; en fin, todos los peligros y consecuencias de los gobiernos que no se apoyan en el consentimiento libre de los gobernados.
Socialismo y democracia, solidaridad y libertad, son términos que, no se excluyen, sino se completan. Con todas sus imperfecciones, la democracia, entendida en su verdadero sentido y no en el sentido restringido de democracia parlamentaria individualista, es la única solución imaginable del problema político que se armoniza con la aspiración humana a sustituir en todos los órdenes la cooperación a la lucha, la paz a la guerra, la educación a la compulsión, la libertad al despotismo. Así como es una aspiración humana, calurosamente afirmada por el socialismo, desterrar la guerra como medio de solución de los conflictos internacionales, debe aspirarse también a eliminar la guerra y la violencia como medios de solución de los conflictos sociales. La revolución debe ser sólo el recurso supremo de los momentos críticos, que sirva para abrir el campo a las nuevas instituciones creadas en el proceso natural y lento con que terminan y se desarrollan todas las formas de la vida.
Lima, enero de 1929. El Estado de los Soviets por Ludwig Schelesinger. Terrorismo y Comunismo. Madrid Bibl. Nueva. Fernando de los Ríos Mi viaje a la Rusia Sovietista Bibl. Calpe. Lydia Bach. Ob cit. Obra citada. Yaneff. Obra citada. Russia in the Shadow The New York Times Noviem bre, 1920. de la Las apreciaciones sobre el socialismo y la Revolución que el doctor César Ugarte ha creído necesario añadir a su interesanto estudio sobre el gobierno socialista de los Soviets, no coinciden con nuestros puntos de vista. La discrepancia es obvia y casi no hace falta subrayarla ex.
presamente. El doctor Ugarte se resiste a aceptar las consecuencias lógicas