60 Amauta se consagró con energía y buena fé a realizar su programa social, y, finalmente, supo rectificar a tiempo sus propios errores, adoptando con franqueza y valor una nueva política menos extremista, sin sacrificar los principios esenciales de la revolución.
La historia deberá reconocer además un gran servicio que el bolchevismo ha prestado a la humanidad. Es inestimable el valor de sus audaces experiencias en el campo del derecho, la economía, la educación y la política. Pero, sobre todo, ha sido de enorme trascendencia la honda conmoción que la revolución rusa ha producido en la conciencia humana. Los políticos e ideólogos, que predican la conservación de lo existente, el respeto a las tradiciones inmutables, la perpetuación de los privilegios de aristocracias y oligarquías, han visto cómo fué impotente la soberbia y el orgullo de los aristócratas para contener la avalancha de los oprimidos, como todas las instituciones y los hombres son efímeros y vulnerables cuando su fuerza descansa en la operación, el engaño y la injusticia. Es una terrible lección que ha hecho ver con lucidez la urgencia de escuchar y satisfacer las justas aspiraciones de las clases trabajadoras y remediar los males de la actual organización social.
Crítica de la dictadura del proletariado. aextremo La justificación histórica del bolchevismo no significa una pología de sus métodos revolucionarios de acción política.
Dentro de los límites de este estudio no puedo hacer una crítica amplia de los métodos políticos del bolchevismo porque necesitaría discutir, en sus indisolubles aspectos económico y político, el programa del socialismo en sus antagónicas direcciones, reformista y revolucionaria, proclamadas, respectivamente, por la II Internacional de París de 1900 y por la Tercera Internacional de Moscou de 1919. Me concretaré a exponer brevemente mi criterio y a sugerir algunas objeciones.
Me adhiero plenamente a los ideales socialistas de transformación social. Creo que la evolución de los hechos y de las ideas conduce a la humanidad a un régimen político y económico radicalmente diferente del nacionalismo estrecho y del individualismo que nos legó el siglo XIX. La sociedad futura probablemente ha de fundarse en la organización internacional de la vida económica y jurídica y en la socialización de los medios de producción. En esa transformación social, el factor más importante es la acción colectiva organizada de las clases trabajadoras. La organización sindical de éstas para obtener en el régimen actual el respeto de sus derechos y el mejoramiento de su condición, y al mismo tiempo para actuar en la vida política y conquistar el poder, es el verdadero medio de alcanzar el triunfo del socialismo en el mundo.
Pero no creo que el ideal socialista deba vincularse a las ideas de luchas de clases y dictadura del proletariado. Sin entrar a la discusión de estas dos ideas fundamentales del socialismo revolucionario, quiero sólo dejar constancia de que en mi opinión el progreso educativo y político de las clases trabajadoras, la participación cada vez más efectiva y vigorosa del pueblo en el gobierno, la propaganda libre de las ideas y el desarrollo del espíritu de cooperación y solidaridad, pueden permitir a muchos pueblos transformar radicalmente sus