42 Amauta una tiempo Villón y Ronsard, Shelley y Keats, Verlaine, Baudelaire, Heine, Moreas, Laforgue, Rimbaud, Poe, Mallarmé, Darío y Herrera Reissig. Cito desordenadamente, quizás si olvidándome de algunos grandes nombres. Qué sentimiento tenían del ritmo y de la melo día!
Véase a los contemporáneos, rechazan todas las disciplinas, parecen complacerse en la inharmonía. pero hasta los más osados conser van aquella música interior sin la que no puede haber poesía. Gay Charles Cros, cuya técnica es de las más libres, es un lírico de musicalidad deliciosa; Vildrac renuncia a la palabra bonita, pero no a la melodía; Paul Valéry ordena sus sueños según las leyes secretas de la matemática musical; Eluard, Fargue, Milosz, Tagore, todos los del espíritu nuevo, aman el gran ritmo que preside los destinos del arte. Perfume tembloroso de harmonía exhalan los versos de Eguren. Si la fantasía, la imaginación y el sentido del misterio son prodigiosos en Eguren, cuán pura y exquisita es su musicalidad! No sé quién lo comparó a Mendelshon, comparación desventajosa para el artista de Simbólicas. Mendelshon es ampuloso, sensiblero, reverencioso; Eguren es sencillo, sincero, delicado en la expresión del sentimiento, naturalmente elegante, naturalmente aristócrata. Parentesco espiritual existe más bien entre Eguren y Debussy y también entre Eguren y Fauré, ése soñador maravilloso.
Eguren, tan musical, tan armonioso, es poeta ante todo. Jamás sacrificaría, en aras de la modulación del verso, del sonido de la frase, la expresión del sentimiento y el pensamiento. he allí el milagro de su arte; encerrar su emoción dentro una forma musical perfecta como en ese Lied que yo nunca me cansaré de leer: Yo quisiera dar vida a esa canción que tiene tanto de tí.
Alrededor de estas canciones perfumadas de armonía, flota una imprecisa, serena y suave melancolía. Melancolía apenas expresada, Eguren es demasiado aristocrático para lamentarse, pero que forma la atmósfera, el clima para usar de una expresión de Maurois de esta obra de ensueño. Melancolí que hará decir al poeta: Me muero, de tristeza y de monotonía. La Tarda. melancolía de las nostalgias, de los recuerdos de infancia, de la ausencia, de la muerte de la dulce niña de las risas matinales. esa niña cuyos pasos llegan a él, tristemente, en la noche de amargura.
Dulce tristeza de los recuerdos de infancia; en Antigua e esa pintura ejecutada con tan frescos, con tan delicados colores qué emoción de ternura y de candor palpita; icuán graciosamente, cuán sentidamente está hecha la remembranza! la hora de las clasificaciones se le mete a Eguren en el molde simbolista. Bien. Pero yo diría de él que es el artista de las visiones feéricas y de los ritmos sutiles, el poeta de la emoción honda cuanto más honda, cuanto más se esconde; yo diría de él que es Peregrin cazador de figuras.
Enero, 1929.