FranceSpain

38 Amauta es uno de los que representan la reacción contra el españolismo porque, hasta su orto, el españolismo era todavía retoricismo barroco o romanticismo grandilocuente. Egueren en todo caso, no es como Rubén Darío, un enamorado de la Francia del siglo dieciocho y rococo. Su espíritu desciende del Medioevo, mas bien que del Setecientos. Yo lo hallo hasta más gótico que latino. Ya he aludido a su predilección por los mitos escandinavos y germánicos. Constataré ahora que en algunas de sus primeras composiciones, de acento y gusto un poco rubendarianos, como Las Bodas Vienesas y Lis. la imaginación de Eguren abandona siempre el mundo dieciochesco para partir en busca de un color o una nota medioevales. Comienzan ambiguas añosas marquesas sus danzas antiguas y sus polonesas. llegan arqueros de largos bigotes y evitan los fieros de los monigotes.
Me parece que algunos elementos de su poesía la ternura y el candor de la fantasía verbigratia emparentan vagamente a veces a Eguren con Maeterlinck el Maeterlinck de los buenos tiempos. Pero esta indecisa afinidad no revela precisamente una influencia maeterlinckiana. Depende más bien de que la poesía de Eguren, por las rutas de lo maravilloso, por los caminos del sueño, toca el misterio. Mas Eguren interpreta el misterio con la inocencia de un niño alucinado y vidente. en Maeterlinck el misterio es con frecuencia un producto de alquimia literaria.
Objetando su galicismo, analizando su simbolismo, se abre de im.
proviso feéricamente, como en un encantamiento, la puerta secreta de una interpretación genealógica del espíritu y del temperamento de José Eguren.
Eguren desciende del Medio Evo. Es un eco puro extraviado en el trópico americano del Occidente medioeval. No procede de la España morisca sino de la España gótica. No tiene nada de árabe en su temperamento ni en su espíritu. Ni siquiera tiene mucho de latino.
Sus gustos son un poco nórdicos. Pálido personaje de Van Dyck, su poesía se puebla a veces de imágenes y reminiscencias flamencas y germanas. En Francia el clasicismo le reprocharía su falta de orden y claridad latnas. Maurras lo hallaría demasiado tudesco y caótico. Porque Eguren no procede de la Europa renacentista o rococó. Procede espiritualmente de la edad de las cruzadas y las catedrales. Su fantasía bizarra tiene un parentesco característico con la de los decoradores de las catedrales góticas en su afición a lo grotesco. El genio infantil de Eguren se divierte en lo grotesco, finamente estilizado con gesto prenacentista: