Amauta 37 primera vez en nuestra literatura la poesía de lo maravilloso. Uno de los elementos y de las características de esta poesía es el exotismo. Simbólicas tiene un fondo de mitología escandinava y de medioevo germano. Los mitos helenos no asoman nunca en el paisaje wagneriano y grotesco de sus cromos sintetistas.
Eguren no tiene ascendientes en la literatura peruana. No los tiene tampoco en la propia poesía española. Bustamante y Ballivián afirma que González Prada no encontraba en ninguna literatura origen al simbolismo de Eguren. También yo recuerdo haber oído a González Prada más o menos las mismas palabras.
Clasifico a Eguren entre los precursores del período cosmopolita de nuestra literatura. Eguren he dicho ya aclimata en un clima poco propicio la flor preciosa y pálida del simbolismo. Pero esto no quiere decir que yo comparta, por ejemplo, la opinión de los que suponen en Eguren influencias vivamente perceptibles del simbolismo francés. Pienso, por el contrario, que esta opinión es equivocada. El simbolismo francés no nos dá la claye del arte de Eguren. Se pretende que en Eguren hay trazas especiales de la influencia de Rimbaud. Mas el gran Rimbaud era, temperamentalmente, la antítesis de Eguren. Nietzscheano, agónico, Rimbaud habría exclamado como el Guillén de Deucalión: Yo he de ayudar al Diablo a conquistar el cielo. André Rouveyre lo declara el prototipo del sarcasmo demoniaco y del blasfemo despreciante. Mílite de la Comuna, Rimbaud tenía una sicología de aventurero y de revolucionario. Hay que ser absolutamente moderno repetía. para serlo dejó a los veintidos años la literatura y París. ser poeta en París prefirió ser pionnier en Africa. Su vitalidad. excesiva no se resignaba a una bohemia citadina y decadente, más o menos verleniana.
Rimbaud, en una palabra, era un ángel rebelde. Eguren, en cambio, se nos muestra siempre exento de satanismo. Sus tormentas, sus pesadillas son encantada e infantilmente feéricas. Eguren encuentra pocas veces su acento y su alma tan cristalinamente como en Los Angeles Tranquilos. Pasó el vendabal; ahora con perlas y berilos, cantan la soledad aurora los ángeles tranquilos.
El poeta de Simbólicas y de La Canción de las figuras representa, en nuestra poesía el simbolismo; pero no un simbolismo. mucho menos una escuela simbolista. Que nadie le regatee originalidad.
No es lícito regatearla a quien ha escrito versos tan absoluta y rigurosamente originales.
Probablemente no se engañaba. El decadentismo, el preciosismo, el bizantinismo de su arte son los del París finisecular y verleniano del cual el poeta se sintió huésped y amante. Su barca, provenía del divino astillero del divino Watteau. el galicismo de su espíritu engendraba el galicismo de su lenguaje. Eguren no presenta el uno ni el otro. Ni siquiera su estilo se resiente de afrancesamiento (2. Su forma es española; no es francesa. Es frecuente y es sólito en sus versos, como lo remarca Bustamante y Ballivián, el giro arcaico. En nuestra literatura, Eguren