28 Amauta tiranía de la rima fué decisiva; decir que el dios cansado no tendria la barba verde o no habría necesidad de mencionarla, así como a su color carminado, sin la imposición de la rima; Plomizo, carminado, y con la barba verde, el ritmo pierde el dios cansado.
no Fácil sería encontrar los momentos en que parece haberse frustrado el valor poético del poema. Aunque Eguren ha cuidado de publicar tan solo aquello donde a la vez que no se viera la huella de la imitación, se cuajara la expresión adecuada tiene momentos en que puede gustar. Alguna vez publicó una Incaica que desoló a sus amigos. Hay que ser muy benévolo con Eguren cuando parece que no acierta, pero es pobre todo elogio cuando acierta. Mejor es esto que la constante mediocridad pasable.
Burdo es querer explicar, definir, medir la sensibilidad. Un instante de fruición artística es más elocuente que largos párrafos. es que leer versos no es operación idéntica a leer el periódico. No creo que siempre quepa equiparar al artista y al político. El artista puede crear libremente: el político sólo vale en el grado en que es nacional. Los elementos de los grados más artísticos del arte son variables, personales; extraños al albedrío del político son los problemas que tiene que encarar. El artista escoge a su auditorio, mejor dicho el auditorio lo escoge a él, un auditorio que puede ser escaso en su patria y disperso por todo el mundo y tan pequeño en conjunto acaso, como los que pueden conocer las nuevas proyecciones de la geometría no euclidiana; mientras la obra del político interesa, quiéralo él o no, a todos sus connacionales conscientes.
quienes deben pedirle cuentas de ella imperativamente. Lo político y lo social, a veces, pueden no intervenir para nada en la novela poemática, en el poema, en el cuadro, en la sinfonía.
Ejemplo de lo inasible, de lo autónomo del artista es Eguren. Estas observaciones cariñosas no lo aprehenden. Hay en su obra un halo indefinible. Nos hace recordar, por eso, a algunos pasajes de la Vita Nueva. a algunos cuadros de Dante Gabriel Rossetti; a la vez que, por su gracia, a algunos trozos de Gaspar de la Nuit de Louis Bertrand.
En América tiene algún parecido con la obra de Enrique Banchs, el aristocrático poeta argentino. Quizá Eguren, Banchs y María de Jorge Isaacs tengan un significado análogo dentro de la literatura americana.
Así mismo, algunos poemas recientes de García Lorea coinciden vagamente con su manera. si nuestra aristocracia lo fuera honda, intrínsecamente, hubiera aceptado con fruición a este poeta: lo hubiera hecho el favorito de los salones más refinados, de las damas más elegantes. César Vallejo es, cronológicamente, nuestro segundo poeta dificil. Con lo que viene, necesariamente, una comparación entre Vallejo y Eguren. La reacción del público es análoga ante ambos. En el fondo.
ambos traen a nuestra literatura, por caminos inhollados, el sentido de