16 Amauta PEREGRIN CAZADOR DE FIGURAS Eguren es el imaginero por excelencia. Recorriendo su poesía, es fácil advertir cuánto tienen de imágenes plásticas sus imágenes verbales. Desde el mirador de la fantasía. Eguren ha vivido en incesante descubrimiento de una realidad animada. plástica y musical, hecha sobre todo de figuras, de ma.
rionetes.
Para la captación de esta realidad, le bastaba como instrumento la palabra, la poesía. Pero Eguren tiene una necesidad casi sensual de visualizar sus sueños y sus metáforas. Se podría decir que ha visto todo lo que ha escrito. Lo ha visto, porque lo ha encontrado en la naturaleza o porque lo ha creado como juguete. Desde este punto de vista, sería erróneo atenerse demasiado a las frases poética en que dá la impresión de moverse en una atmósfera de pura abstracción. Parece a primera vista que espiritualiza la realidad; pero, más bien, materializa el sueño. Por esto, cuando habla del Dios cansado, tiene que reforzar la idea un poco abstracta de que el ritmo pierde. con atributos materiales, plásticos, visuales de su decadencia. Para que los seres vivan plepamente, Eguren necesita concebirlos en bulto: línea, volumen y color.
El paisaje para Eguren se resuelve, generalmente, en una figura. Un árbol puede ser un gnomo un mochuelo; la mañana, un ave; la noche, una luciérnaga.
Eguren ha pintado estas impresiones, que también están en sus versos, donde su imaginación creadora se siente naturalmente más libre, más suprema.
Sus dibujos y sus cuadros son poemáticos. Los valores plásticos están subordinados, en ellos, a los valores poéticos. Pero no hay que tomarlos como ilustraciones de sus poemas. De nada está tan distante su intención como de ésto.
Los poemas, en general, no son susceptibles de ilustración; y los de Eguren menos que todos. Lo que Eguren ha pintado tiene, al lado de lo que ha escrito, una existencia subsidiaria, pero autónoma. tampoco ha bastado a Eguren, en su indagación, la pintura: ha apelado a la fotografía. No a la fotografía profesional, ordinaria, sino a una fotografía suya, egureniana. El propio Eguren es el constructor de sus cámaras, las más pequeñas del mundo. Sus retratos, sus carinas, sus paisajes, sus nocturnos fotográficos son inverosimilmente diminutos. Nos tenemos que contentar con la reproducción agrandada de algunos retratos) en el tratamiento de sus placas, Eguren emplea una técnica poética. Según el paisaje o la persona, emplea uranio, mercurio, selenium, etc.
Publicamos en este número de AMAUTA las siguientes siete acuarelas de Eguren: Un beso. La niña de la Foca. Arboles de la Noche. Gnomo. Las Torres de Nácar. El Conde y Ultimos días.
Aitory