78 Amauta Una mañana, los lavabos despertaron vacíos y sin vida.
Las golondrinas no hicieron más nidos.
Por la tarde entraban en una celda, pasaban en ella la noche, estrechamente enlazadas, sobre el hilo eléctrico.
Por la mañana arrancaban el vuelo tempranito.
Un día, el macho vino solo.
Sin duda, los hombres no habían querido que pusiera en lugar se: guro sus huevos preñados de vida futura.
La hembra había muerto.
Ernesto TOLLER.
poema de la ciudad desde el campo y desde el hombre.
OEMA de la ciudad des de lejos de ella, dolido, poema con el tráfico de la ciudad temblando en mis brazos.
poema en que muchas calles se abren en mi voz oscura.
poema en alaridos y negro poema, lejos de ella CIUDAD, HEMBRA DE TODOS LOS HOMBRES QUE MUSCU. LAN TRABAJO.
poema en que tengo ganas de dar a cada hombre un pedazo de campo para que oigan la tierra que nos nombra.
poema en que quiero desatar a la ciudad tan apretada de casas.
poema acá en el campo con pájaros que picotean el crepúsculo, o liban la miel de la flor de alba que sube a reventar.
poema de la ciudad tan cerca del mar roído por el río Rímac.
poema también con los barcos que están oyendo los vientos.
poema de la ciudad, poema lejano con humos de fábricas que son banderas en que se amparan los hombres para mañana.
poema de la ciudad en que el hombre va corriendo, amarrado, para alcanzar la vida que se lleva nuestras carnes.
poema de la ciudad en que se oye al hombre que va dolido siempre, poema en que veo a la ciudad padeciendo de levantarse de casas, esta no es la ciudad que los hombres blanquearan con el corazón.
poema de la ciudad en que va doliéndome futuramente mi hijo. al pobre lo veo con la polea en la mano y todo olvidado de paz poema de la ciudad en que quiero arrullarla para que no haga tanto ruido de apresuramiento de nostalgia.
poemas en que deseo que alce sus campanarios para oir sus aviones.
poema dolido de la ciudad desde el campo y desde el hombre.
poema de la ciudad, pues, más allá de cada dolor siempre cae tu (nombre. también por nuestras venas va corriendo tu voz ciudad dolida de todos los hombres que te trabajan futuristas.
José VARA LLANOS.