Amauta 61 vigor intelectual y moral para el trabajo. La emulación, una de las formas inferiores de la lucha animal por la existencia, desmoraliza, obliga a desatender los fines superiores de la educación y hace imposible la diversidad y la originalidad en ésta, imponiendo a todos un tipo único: el que ha de dar el triunfo en el concurso. El maestro esclavizado a un tarea servil, no puede conservar lo mejor de sus fuerzas a aquello que más responde a su vocación y que él realizaría con superior empeño; sino a este ideal de satisfacer a los examinadores: todo lo demás, es, o perjudicial o cuando menos artículo de lujo a que no hay tiempo ni capacidad de atender. Mientras por su parte, el discípulo tiene que encogerse de hombros ante la idea nueva, la investigación original, el punto de vista personal y fresco que es lo único que puede despertar su interés, abrir su espíritu, dilatar su horizonte, fortalecer su inteligencia y su amor al trabajo y al saber. De qué sirve todo esto en el examen?. En tales condiciones, la opinión pública atraída artificialmente hacia el éxito de estas luchas, es imposible que forme idea verdadera de la importancia de la educación nacional, de su estado, de sus tipos, de sus necesidades. No hay más que una necesidad: ser aprobado, llevarse la nota, el puesto, la plaza. Pedagogía Universitaria. su vez Ernesto Nelson en su famoso trabajo sobre el plan de reformas de la educación argentina, exponiendo los perjuicios del examen en la organización escolar, solicitaba la creación de un sistema más racional para la apreciación de los estudios. ABOLICION SUSTITUCION DE LOS EXAMENES?
Si los daños que originan los exámenes son tantos, la lógica obliga a sugerirnos la necesidad de su abolición. Por qué mantener un sistema que solamente ocasiona males? Pero, fatalmente la solución del problema no es tan simplista que cabría en la fórmula de menos Es menester buscar las vías sustitutivas, por cuanto que, la Administración escolar en el Perú carece de medios para apreciar la eficacia de las labores recíprocamente cumplidas por maestros y educandos. La llana supresión de los exámenes originaría el caos y la calamidad general sin mejorar en nada la situación hoy dominante. Por eso, al pronunciar el Dei profundis de esta torpe máquina del medioevo, hay que implantar otros medios preconizados por la psicopedagogía contemporánea.
Si el fin que persiguen los exámenes es el de dar el índice del saber de los alumnos y el resultado del trabajo de los maestros, debido a los progresos de la psicología aplicada a la educación, existen los tests tan infinitos y variados desde los famosos llamados de Performance o de representación para los iletrados y retardados mentales que tan útiles servicios abonaron en Estados Unidos durante la gran Guerra, hasta los ingeniosos organizados en el extranjero para casi todos los cursos fundamentales de estudio, tales como la Lectura, las Matemáticas, la Geografía, el Dibujo, etc. etc. La adaptación, la standarización y el empleo conveniente de estos tests pedagógicos servirían para la diagnosticación de las aptitudes de los alumnos y el conocimiento de los estadios de su aprovechamiento, conforme a cuyas pautas, no sólo se organizarían las clases homogéneas y paralelas sino se aquilataría si cada alumno está en condiciones de avanzar o dc