58 Amauta Hoy me circunda la cara y casi siempre la llevo como un anillo.
Más tarde me cubrirá por entero cuando me vaya por un ancho camino hacia el olvido.
Oscar CERRUTO.
LA PSICO PEDAGOGIA DE LOS EXAMENES, por Luis Galván.
LA SEÑORA RUTINA DE LA MENTE OMO un rezago anacrónico de las viejas máquinas usadas para la tortura escolar, desde las humildes escuelitas primarias hasta nuestras universidades hinchadas de sapiencia, se encuentran los EXAMENES con señorío cada vez más avasallador, dentro de un régimen que por antonomasia y por ironía halagadora, hemos adquirido la costumbre de llamarlo educacional.
Todos vivimos, escolarmente se entiende, alumnos, maestros, padres y Estado durante el año, sólo con la cabeza sumergida dentro del campaneo atormentador y agresivo de los Exámenes. Y, con la llegada de las rayos estivales, en este quemante mes de diciembre, la sofocación espiritual y material toca a su punto álgido: los muchachos, dejan de reir y de saltar para efectuar el tour de force de la marchaca. pálidos y escuálidos; los padres, aguzan el dolor económico a fin de vestir decentemente a sus hijos, para este acto; los profesores, sobrecargan el almacén de conocimientos dentro del cerebro de sus discípulos, dando los últimos toques de las lecciones para el día de la gran exhibición; y, el Estado, con el nombramiento de adustos jurados, bien recomendados por influencias políticas, confía en la justicia de la apreciación como Felipe II descansaba en sus famosos Tribunales del Santo Oficio para juzgar la educación moral de sus súbitos y prever la estabilidad de su reino.
Hay herencias que pesan cual yugos intelectuales amoldando, muchas veces arrazonadamente, nuestras maneras individuales o colectivas de peculiar apreciación idiosincrática, sirviendo de una especie de murallas pétreas a las corrientes renovadoras del pensamiento. esta Señora Rutina mental norma para la adoración de este fetiche pedagógico, tan justamente calificado de cuco. como el terrible Moloch moderno de la infancia. ESTAS PRUEBAS ESCOLARES SON PRUEBAS DE QUE. Todos cuantos somos o fuimos educandos, conocemos de sobra el mecanismo de los exámenes, en que en medio de una farsa convenida y sostenida por el consensus tradicional de las generaciones, seguramente desde la época de Carlos Magno en la que se iniciaron las primeras escuelas del Occidente, solían y suelen triunfar siempre, fuera del verdadero mérito: la audacia, el azar, las pasiones del examina