Amauta 57 versos para mi pequeña soledad veces, suele acompañarme una pequeña soledad.
En los domingos largos y ojerosos cuando de los relojes se descuelgan las horas y estiran en las calles sus músculos gaseosos y fatigan los sueños.
Entonces, suele acompañarme una pequeña soledad.
Yo soy el que baraja el color rojo de la muchedumbre.
Mi voz de petróleo acorta las distancias de la sangre y hace madurar los corazones.
Cuando mis palabras chisporrotean como leños en la punta de los discursos que se reparte como pan en los suburbios. En los suburbios nacen los días y las noches y están los cuatro puntos cardinales. Mi soledad es suave como el agua, Apoya sus dedos en mis sienes, circunda mi rostro con su viento oscuro.
Me pone en los labios como una mano la tristeza. hace crecer mis escondidos pensamientos de luto.
Ah el mar distante y duro de la playa violenta y el caballo de agua.
Alma desmesurada de combates, alma deshabitada.
Las sombrías religiones que caen de mis manos se resuelven en palidez (de sueño. donde hoy todo es árido, hacen nacer imágenes y soles los recuerdos.
Siento mi piel tatuada de besos y mi cabeza tiende a inclinarse por contactos azules.
Yo que nunca levanto la cara para ver maniobrar los planetas.
Yo que nunca persigo el curso negro de los ríos.
Yo que nunca he mirado moverse la sangre debajo de una piel es(tremecida.
Todo esto se me viene encima como un deslumbramiento cuando a mi lado se acomoda mi pequeña soledad.
Amo las colectivas humaredas del mitin. frecuento las calles sin luna del corazón de los obreros.
Las mujeres que pisan mi sembra al pasar por mi lado tienen los ojos desiertos y sin sol como el invierno.
Mirando a veces mi sueño mi soledad ensancha su curva de ternura.
Las desventuras y los días van aumentando calladamente sus dimensiones.