Amauta 41 Pero en esta sucesión de adquisiciones, yuxtapuestas en el dominio histórico en el mismo orden gradual con que tienen validez en el científico filosófico, no agotan sus problemas, que siempre conservan sus valores de actualidad, por lo que sus desarrollos teórico prácticos se prosiguen simultáneos.
Dejamos los primeros problemas que son el campo propio de la Biología clásica y el tercero en lo que tiene de relación con la gé.
nesis y la producción artísticas será el motivo del presente ensayo, si es posible, como lo creemos, incluír el arte con fundamentos severamente científicos como el más avanzado capítulo de la Biología.
Siempre se ha establecido entre uno y otro dominio una dualidad formal, pero en realidad superficial y engañosa. De una parte porque se hiciera insidiosa la sola idea de incluír el arte en el rigorismo de las leyes científicas; y de otra porque estas últimas hubieron necesariamente de rechazar aquello que no era suceptible de avenírseles. Es la misma actitud que tuvo la medicina frente al psicopata. Error de ambas partes; pues, ni la ciencia apreciaba lo que tiene de imposible para ser incluído en ciertas leyes, ni el arte aquello que es susceptible de estas.
ESTADOS POTENCIALES SISTEMAS VITALIDAD.
ESTRUCTURALES No es fácil empresa la de hacer penetrar la realidad artística en los sistemas que contiene la Biología y empaparla de sus mismas leyes.
Siguiendo el curso que hasta hoy ofrece la sistemática científica, seguramente que el intento llegaría al fracaso; pero si procedemos a un análisis breve de los fenómenos vitales categorizándoles en los lugares que en realidad merecen, nuestro problema aparecerá más comprensible y fácil.
No es posible conocer la esencia misma de la energía psíquica si el problema se encara con las formas que le han dado la Ciencia y la Filosofía. Admitir una dualidad entre los constituyentes de lo vivo es una cosa tan vana como el no admitirla; porque el vitalismo como el materialismo se inician con un supuesto tan engañoso como vano, haciendo del orden físico y del espíritu un absoluto antagonismo. Una tal actitud frente a los hechos encarna el íntimo sentir y el influjo de las creencias religiosas, más arraigadas en el espíritu humano de lo que en apa.
riencia aparece. El antiguo dualismo establecido entre el bien y el mal el alma y el espíritu, muy solapadamente se infiltra en la ciencia cuando en ella un campo propicio a disfrazadas tendencias subconscientes, que hallaron en la apreciación de lo biológico el material que más podía ser el continuador de las antiguas doctrinas religiosas, y por ello mismo, servir para actualizaciones de las tendencias reprimidas.
Claudio Bernard fué el primero que decididamente separó el problema de la vida de la investigación fisiológica. Pero aún con ello, se han continuado repitiendo los antiguos conceptos y planteándose en el orden que no es posible resolver. Son cosas pueriles aquellas doctrinas fisiológicas cuando por el conocimiento de unos cuantos fenómenos de química física, pretender intuír los problemas. Sería, por tura, posible cuando se han recogido algunas piedras de la orilla conocer la montaña de donde vinieron? más aún si observamos que la mayoría de los fenómenos físico químicos aunque tales sean son coven