36 Amauta Nosotros, francamente, nos pronunciamos por la última solución.
Creemos que es ésta una de las bases para modificar la estructura social contemporánea, para destruir la organización capitalista; esa absurda organización que ha producido el crimen de la guerra europea y el cri. men del imperialismo en los nobles países de nuestra América.
Jesús Silva Herzog, Presidente del Instituto Mexiceno de Investigaciones Económicas, es uno de los intelectualos más vigorosos de México, profesor y oconomista, cuya ideologia avanzada y cuya honestidad personal, lo colocan en el grupo de los constructores del México presente quo, a fuorza de músculo y martillo, se yergue como un centinela de lado América.
Sonata y destrucciones ESPUES de mucho, después de vagas leguas, confuso de dominios, incierto de territorios, acompañado de pobres esperanzas, y compañías infieles, y desconfiados sueños, Jamo lo tenaz que aun sobrevive en mis ojos, oigo con mi corazón mis pasos de jinete, muerdo el fuego dormido y la sal arruinada, y de noche, de atmósfera oscura y luto prófugo, aquel que vela a la orilla de los campamentos, el viajero armado de estériles resistencias, detenido entre sombras que crecen y alas que tiemblan, me siento ser, y mi brazo de piedra me defiende Hay entre ciencias de llanto un altar confuso, y en mi sesión de atardeceres sin perfume, en mis abandonados dormitorios donde habita la luna, y arañas de mi propiedad, y destrucciones que me son queridas, adoro mi propio ser perdido, mi sustancia imperfecta, mi golpe de plata y mi pérdida eterna.
Ardió la uva húmeda, y su agua funeral aun vacila, aun reside, y el patrimonio estéril, y el domicilio traidor. Quién hizo ceremonia de cenizas. Quién amó lo perdido, quién protegió lo último?
El hueso del padre, la madera del buque muerto, y su propio final, su misma huída, su fuerza triste, su dios miserable?
Acecho, pues, lo inanimado y lo doliente, y el testimonio extraño que sostengo con eficiencia cruel y escrito en cenizas, es la forma de olvido que prefiero, el nombre que doy a la tierra, el valor de mis sueños, la cantidad interminable que divido con mis ojos de invierno, durante cada día de este mundo.
Pablo NERUDA.