34 Amauta Posteriormente, a principios del último tercio del siglo pasado, se expidió una ley de colonización, la que creó unas compañías denominadas Deslindadorass. Esas compañías debían deslindar las tierras baldías que existieran en el país, recibiendo como recompensa la tercera parte de ellas; pero con la obligación de colonizar las otras dos terceras partes. Las Deslindadoras, que estaban formadas en total por 50 individuos, aproximadamente, se apoderaron de algo más de 51 millones de hectáreas, lo que significa el 26 por ciento de la superficie total del país. Las 50 personas eran gentes influyentes y amigas leales del Gobierno del General Díaz.
Debemos advertir que no eran tan extensas las tierras propiamente baldías. Lo que pasó fué que las compañías, aprovechándose de su incontrastable influencia oficial y de la deficiente titulación que amparaba el derecho de los pequeños propietarios, se apoderó de sus tierras sin piedad, dejando en la miseria a centenares de familias modestas.
La colonización no se llevó a cabo. Las tierras fueron adjudicadas los miembros de las compañías.
Uno de los cargos más serios que puede hacerse al Gobierno de Díaz, es el de que distribuyó entre unos cuantos de sus favoritos, un porcentaje considerable de la superficie de México. Así fué como constituyó un latifundismo que no tiene precedente en la historia de o tros países. Se puede citar como caso típico el latifundio de Terrazas en el Estado de Chihuahua que tenía una extensión de 13 millones y medio de hectáreas, extensión en la cual podrían caber cómodamente varios Estados europeos. Cuando la gente preguntaba: Terrazas de Chihuahua, se contestaba invariablemente: no, Chihuahua es de Tea se es rrazas.
Ahora bien, los grandes hacendados mexicanos no fueron ni siquiera capaces de aumentar la producción agrícola, del país; por el contrario descendió a medida que la propiedad agraria se centralizaba.
En el año de 1902 fué ya preciso traer granos alimenticios del extranjero para que el pueblo tuviera que comer.
El salario de los campesinos era a principios del presente siglo el mismo que a fines de la Colonia, no obstante que los precios de los artículos que consumían se habían elevado en algo más de un 300 por ciento. El censo de 1910 nos proporciona datos interesantes: Había entonces en el país 834 hacendados y algo más de millones de jornaleros del campo. En estas simples cifras se encuentra la explicación del movimiento revolucionario mexicano. Una minoría privilegiada que arrastraba su ociosidad aristocrática por las principales ciudades de la República o de Europa, y una mayoría ignorante, explotada y hambrienta.
LA REVOLUCION La revolución mexicana tuvo en apariencia su origen en causas políticas; pero, en realidad, fué motivada por causas preponderantemente económicas. Algunos de los caudillos que secundaron al señor Madero en su lucha en contra del Gobierno del General Díaz, lo hicieron por razones ajenas al ideal democrático. Emiliano Zapata proclamó el plan de Ayala, un plan genuinamente agrario que fué durante diez años la bandera de los revolucionarios del sur.
La revolución mexicana fué un intenso movimiento social sin previa