Amauta 55 EL ESCULTOR ARGENTINO AGUSTIN RIG ANELLI Este número de AMAUTA presenta algunas obras del escultor argentino Agustín Riganelli. Sin pretensiones de explicación de su arte, como una sumaria nota marginal, para iniciación del lector. nos toca acompañar estas fotografías con algunos apuntes, breve guía del artista y su obra.
Agustín Riganelli: hombre puro, emotivo y fuerte. Es lo primero que hay que decir de él, porque es lo que más nos orienta en su conocimiento. Su arte florece y madura lejos de todo esnobismo y de todo artificio, rico de savia y de humanidad.
Desde su niñez, durante los años de su adolescencia y de su primera juventud, Riganelli disciplinó y cultivó su vocación de artista.
Pasó esos años en el banco del tallista de madera, en gozoso aprendizaje. Asi adquirió un perfecto dominio del oficio, arrancando a la madera todo su secreto plástico. Así asoció a su potencia creadora de artista, una severa preparación de artesano, refractario al diletantismo, seguro de sus propios medios. Maneja la madera a su antojo, con una maestría que alcanza los límites de la expresión honrada y justa.
La materia predilecta para sus figuras es la madera. La madera dura: el quebracho. el apacho y otras de coloraciones riquísimas.
En esta materia, sus concepciones artísticas cobran una vida vigorosa y emocionante.
Sorprende, ante todo, en Riganelli el escultor innato, genuino.
Siente la riqueza del material. Goza con la pátina que sus obras van adquiriendo con el tiempo.
Sus obras se caracterizan por un hondo y noble sentimiento y una realización perfecta. Espíritu y técnica se acompasan admirablemente en Riganelli. Sus tipos del pueblo sufren y viven en el quebracho con la intensidad de la cruda vida del obrero, a la cual Riganelli se ha acercado con amorosa inspiración.
En el retrato, Riganelli es profundo, sencillo y robusto.
Poesía y Verdad: he ahí los dos elementos sustantivos de su arte que se ajusta bien a la fórmula goethiana, como todo arte gran de y sincero.
Riganelli, frente al diletantismo y al esnobismo corrientes, aparece como un artista de otros tiempos. En su casa de la calle de Rioja, en Buenos Aires, rincón lleno de cosas bellas trabaja con laboriosidad notable.
Troncos inmensos de quebracho toman forma bajo el escoplo de este obrero artista apasionado de su arte. así, en afanosa búsqueda, en incesante esfuerzo, va logrando cada día una expresión más perfecta y personal.