Amauta 49 to, de dentro para afuera. Nos explicaremos: dieciocho años de revolución han dado tiempo suficiente para que una generación, que nació con ella, se formara dentro de su ambiente. Para esta generación, los ideales revolucionarios no son ideales en gérmen, sino realidades vivas y substanciales, dentro de las cuales se mueve la vida mexicana, con ritmo propio: la semilla revolucionaria ha dado sus frutos, la revolución ha entrado ya, plenamente, en su período constructivo, y los muchachos indígenas de las escuelas libres de pintura, con sólo producir y manifestarse, dando rienda suelta a sus instintos y a su personalidad, siendo ellos mismos, sin necesidad de recurrir a escenificaciones revolucionarias, producen un arte de substancia y emoción genuinamente revolucionarias, de un racialismo esencial y humanísimo.
Este es el arte que está surgiendo de las escuelas libres de pintura mexicana y de las enclavadas en los suburbios obreros de la capital.
Naturalmente que este arte, es un arte sin otro valor y otro interés que los de la más pura emoción, y la fidelidad con que logra expresarse, esta ofreciéndonos una visión directa e inmediata, con sólo esa emoción y el sentimiento personal como motor y contenido. Pura expresión, emotividad pura, que talvez no puedan clasificarse, tal como se entiende la cosa entre los círculos de profesionales de la pintura, como valor o categoría artística, puesto que desde un punto de vista estrictamente formalista, es de calidad inferior. Esta es, en efecto, la crítica que se está haciendo a la obra de estas escuelas, que nosotros consideramos sensillamente admirables: porque, aún aceptando estas reservas salvedades, que solo pueden formularse y aceptarse desde un punto de vista intrartístico, exclusivista y cerrado, hay en la obra de estas escuelas, con toda su ausencia de técnica, de malicia, de especulaciones, de vicios, una tal sinceridad, que se nos presenta y ofrece mo un arte saturado de emoción, de sentemiento, de honda y profundísima pasión, de material humano. Pura expresión, sí, que para nosotros, que consideramos el arte como vehículo y un instrumento expresivo, y no como materia de especulaciones, es como decir arte puro, neto, ageno a toda suerte de maxtificaciones y virtuosismos viciosos.
Se ha dicho y se afirma que las escuelas de pintura al aire libre dan un callejón sin salida: Que, o no se pasará de ese balbuceo, de expresión, vigorosa y clara, por su misma pureza y sinceridad, pero que no llega a poderse clasificar como categoría artística, quedándose en la pura emoción; o, que, cuando se intente superar y aventajar tos primeros resultados y elevar esta expresión a categoría artística, se caerá inevitablemente, en la receta, en el formulismo, en la mecánica de oficio, en una preceptiva académica, todo esto en detrimento de la emoción y el grado de pureza que actualmente tiene esta obra.
No obstante, los últimos testimonios de la obra de estas escuelas vienen a evidenciarnos, de una forma clara y categórica que este peligro no existe y que, si ha existido, ha sido superado ya, y con él, el momento más difícil, el momento de prueba, decisivo para estas escuelas y para la pedagogía de Ramos Martínez. Cuál ha sido el camino salvador, y cómo ha sido vencido el peligro que asomaba, vaticinándosele como ruinoso? El camino no ha sido otro que seguir, sin contrariarlos, sin violentarlos, el curso, el proceso, el desenvolvimiento de la obra de cada uno de esos muchachos: inicialmente, sus obras respondían a un impulso instintivo, a la emoción, virgen y pura, y eran la expresión fiel COun es