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Amauta 31 frente, en el mundo y en la Historia, obligadas a librar la mas grande batalla de los siglos, por la conquista del porvenir: la burguesía y el proletariado. La burguesía no podrá jamás suprimir al proletariado; la desaparición de éste implicaría su propia desaparición. En tanto, el proletariado si puede suprimir a la burguesía, sin perjuicio de la Humanidad y vivir sin ella, en una armónica sociedad sin clases. Con siguientemente, el proletariado lleva sobre sí la responsabilidad de continuar y de hacer la Historia. Todas las clases pasarán y solo el proletariado quedará para suprimirlas: él es la clase inmortal; la clase a la que corresponde de hecho y de derecho la gestión de los tiempos que vendrán.
Eudocio RABINES.
PARIS, 1928. Leroy Beaulieu: Précis Economie Politique cap. IV. Charles Gide: Principes Economie Politique 7e. Ed. pág. 155. Aristóteles: La République cap. IX. Neurath y Sieveking: Historia de la Economía. pág. 35. Sófocles: Antígona. La Voluspa canta que los crímenes y los pecados del mundo nacieron de la fusión del reino de las aguas primitivas, reino de los Wanes, con el reino de la luz, reino de los Ases; fusión originada por el oro que, durmiendo en el seno de los Wanes, cayó entre las manos de los Ases, merced a la intervención de los gnomos, diestros ladrones y hábiles artífices del metal precioso. Werner Sombart: Les Bourgeois pág. 22.
id. id. pág 374. id. id. pág. 39. 10. Alex von Humboldt: Examen critique de Histoire et de la Géographie du Nouveau Continent. II. pág. 40. 11. Karl Marx: Le Capital. pág. 161. 12. id. id. Ti pág. 204. 13. id. id. IV pág. 272. 14. Wernet Sombart. pág. 29. 15. Karl Marx: XI pág. 111, 112, 116. 16. Rudolph Hilferding: Das Finanz Kapital. pág. 339. LA IGLESIA EL ESTADO, por Eugenio Garro. L abordar este tema, las relaciones entre el Estado y la Iglesia, hemos procurado limpiarnos de todo prejuicio, de toda preocupación interesada, de todo parti pris, más o menos fanático, ya sea en pro y en contra. Creemos que la poca en que nos ha tocado vivir ya no es de polémicas de esta índole. El siglo XIX tuvo períodos, acaso largos, en los que la virulencia en los ataques y contraataques religiosos constituyeron una especie de neurosis. Eran tiempos de reacción contra el absolutismo dogmático, contra la tiranía, no tanto religiosa sino clerical. Taine y Renán fueron la levadura de ese espíritu característico, y todas las