Capitalism

Amauta 29 tre dos hipótesis que él no crea Anteriormente a la sociedad capitalista, el comercio domina la industria; en la sociedad moderna sucede todo lo contrario. no es el comercio el que revoluciona la industria sino es la industria la que revoluciona el comercio. 15)
El capital comercial de nuestros días se diferencia cualitativamente de su antecesor: lejos de ser el factor predominante en la economía, como lo fué el antiguo, se halla dominado en todas sus manifestaciones por la gestión del capital industrial o del capital bancario. Y, lo más importante, sus beneficios emanan no ya del fraude, favorecido por su intervención entre grupos lejanos y poco desarrollados, sino que son una parte de la plus valía obtenida por el capitalismo industrial.
El Capital Financiero.
La inauguración de la era capitalista inflingió una definitiva derrota al capital usurario. El establecimiento de la finanza, con su secuela de centralización del capital monetario en manos de los banqueros, la estructuración del crédito moderno y la supremacía del banco coma intermediario en los pagos, condicionaron la reglamentación y la baja de los tipos de interés y de cambio, condenando a una muerte, lenta o fulminante, al usurero, cambista y movilizador de fondos.
Los ásperos sermones de Martín Lutero contra la usura, encontraron sus realizadores pragmáticos en los financistas del capitalismo. En éste, como en los otros aspectos, el protestantismo se denuncia como una religión específicamente capitalista y burguesa. semejanza del capital comercial simple intermediario en el proceso de la metamorfosis de las mercaderías el capital financiero nació como simple intermediario en el proceso de la rotación del dinero. La pubertad de la finanza está marcada por una mera intervención en el proceso técnico que realiza el dinero en el desarrollo de la circulación. Pero la centralización de capitales, el fenómeno del monopolio, que se efectúa tan intensamente en el sector financiero, como en el sector industrial, ponen bajo la posesión y el árbitro del banco ingentes cantidades de dinero. el dinero, en la sociedad presente, ocupa la categoría de representante absoluto del valor venal, valor venal que ha llegado a alcanzar su tercera potencia: en el mercado bursátil no se cotiza únicamente el producto que excede a las necesidades del productor, ni tan sólo los objetos convertidos en mercaderías; se cotiza asimismo el trabajo humano, el honor, el saber, las ideas, los sentimientos, las acciones de los hombres. El alma fáustica, pletórica de cinismo, en flagrante decadencia, lucha ávidamente por obtener el alza de su precio. La supremacía del dinero, no solamente ha devenido incontestablo y prácticamente decisiva, sino que el dinero se ha convertido en el motor sustantivo de todas las actividades económicas y sociales. De aquí que la finanza, desde su nacimiento, encarnara una ingente potencialidad hegemónica, la que solo podía mostrarse plenamente activa en el estadio del monopolio, estadio de la madurez capitalista.
El instrumento básico del capital financiero es el Banco; su vitalidad y desarrollo dependen de la extensión y velocidad del comercio, condiciones dependientes del desenvolvimiento de la producción industrial. El beneficio del capital bancario como el beneficio del comerciante no es sino una parte de la plusvalía industrial, que el