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28 Amauta La medida del valor de la fuerza de trabajo está determinada por el valor del conjunto de objetos destinados al sostenimiento de la vida del trabajador en todos sus aspectos, o sea por el tiempo necesario para producirlos. Pero, el capitalista, a fin de obtener el lucro, la ganancia, única finalidad que él se propone alcanzar, obliga al obrero a prolongar la jornada de trabajo necesario más allá de este límite. Esta expropiación del trabajo, este sobre trabajo rendido por el productor, es lo que forma el valor del cual se apropia el capitalista, es lo que constituye la plus valía absoluta.
La multiplicación de las necesidades y la ampliación progresional del mercado de consumo, la concurrencia avivando la necesidad de producir más, la acumulación creciente del capital y la insurrección ascencional de la clase proletaria, son los múltiples factores que hacen forzoso el mayor perfeccionamiento de los instrumentos de producción. Los inventos científicos son aprovechados por el capitalismo y el hombre de ciencia, en todos los ramos y en todos los rangos, deviene un asalariado más o menos bien retribuído. Tales factores determinaron la implantación del maquinismo que desplazó ventajosamente a la manufactura. El antiguo taller manufacturero fué reemplazado por la usina moderna. El capitalismo industrial se erigió entonces en amo del mundo moderno y realizó la conquista de todas las fuerzas, de todos los sectores de la sociedad. El maquinismo no vino con el fin piadoso de facilitar el trabajo del obrero, ni de hacerle menos dura la tarea: ésa es una de sus consecuencias, ajena a la voluntad, a la intención y al propósito de la burguesía. El maquinismo vino con la finalidad esencial de aumentar la producción y el beneficio de sus detentadores. Este aumento gigantesco de la producción implica lógicamente una disminución de la jornada de trabajo necesaria. Es evidente que la jornada ha disminuído de catorce a ocho horas pero en una proporción muy inferior al aumento de las fuerzas productivas. La diferencia en esta proporción, diferencia que engrosa el beneficio del capitalista, constituye una nueva forma de plus valía, designada por el marxismo, plus valía relativa. Una otra no son, en su esencia, sino la expropiación del trabajo de la clase proletaria. Sobre la base de esta expropiación cuotidiana del trabajo de los asalariados, descansa la infraestructura y la vida misma del sistema capitalista.
El advenimiento del industrialismo significó la hegemonía de este sistema sobre las modalidades ancestrales de la economía.
pital comercial, forma predominante y suprema de la etapa anterior, sentó una plaza subalterna, fué totalmente sometido por el capital industrial. Sobrevino la decadencia de los pueblos fundamentalmente colonizadores o comerciantes y el apogeo de los países industriales.
La historia de la decadencia de Génova, Florencia y Venecia, Holanda, España y Portugal, es la historia del desarrollo del capitalismo, de la ascención de pueblos industriales, tales como Inglaterra; es el agonismo entre dos sociedades disímiles: la una simplemente comercial y colonialista, la otra primordialmente industrial y burguesa. En esta lucha, el industrialismo tenía asegurada la victoria, pues llevaba la ventaja de dominar integralmente el proceso económico, en tanto que el capital comercial antecedente abarcaba tan sólo el segmento de la circulación. El capital comercial, en su primera época, no es sino el movimiento intermediario entre dos extremos que él no domina, eny doce El ca