Capitalism

maAmauta 27 ción que significó una completa revolución en todos los órdenes. Cambia la estructura y el argumento del drama humano y este cambio se refleja en la fisonomía de los personajes del drama. El antiguo posesor del dinero abre la marcha como capitalista; el propietario de la fuerza de trabajo le sigue, en calidad de trabajador que le pertenece.
El primero se dá importancia, desflora una sonrisa de satisfacción y parece preocupado; el segundo tiene el aire tímido y hace ademán de resistir, como alguien que ha vendido su propia piel y no espera ya sino ser desollado (2. La civilización capitalista está en marcha, nando sangre y lodo por los cuatro costados.
He aquí la pascua de la navidad gloriosa, he aguí el santo advenimiento de la nueva etapa. Como después de una plaga universal, surge en el planeta una muchedumbre vagabunda sin hogar y sin pan; muchedumbre sórdida, marchando en agotante peregrinaje hacia donde suena el esquilón de la primera fábrica. Antiguos productores, vendedores de los productos que elaboraban, no tienen ya nada que vender, sino sus fuerzas corporales. Se les ha separado violentamente del instrumento con que trabajaban, de la tierra que labraban. Les está vedado disponer, como antaño, del fruto de su trabajo. Antiguos propietarios han sido despojados de toda propiedad, han sido desposeídos, han sido expropiados. Esta dolorosa, esta espantable expropiación del pueblo trabajador, he ahí el origen, he ahí la génesis del capital (13) Una nueva propiedad surge sobre los escombros de la otra: la propiedad capitalista. Dos nuevas clases, sobre todas las anteriores, que ván camino de la desaparición, aparecen en la Historia, separadas por un antagonismo irreconciliable: la clase burguesa y la clase proletaria. Una nueva mercadería aparece en el mercado, mercadería indispensable para la vida del capitalismo: el trabajo humano. Trabajo humano, única categoría económica capaz de crear valor.
Para que naciera el capitalismo fué necesario todo este proceso revolucionario, el más violento, el más ensangrentado de la Hiteoría. La voluntad humana fué impulsada por un nuevo espíritu: El espíritu capitalista, es el que ha operado esta formación, rompiendo en pedazos el antiguo mundo. El espíritu de nuestros días, el espíritu que anima tanto al hombre del dólar como al mercader ambulante, es el espíritu que preside nuestros pensamientos y nuestros actos y que ejerce una influencia irresistible sobre los destinos del mundo (14. Para reducir el trabajo humano a la calidad de mercadería, los detentadores del dinero tuvieron necesidad de abatir las viejas estructuras, de aniquilar las piadosas o poéticas concepciones del pasado, de derrumbar los anteriores sistemas. Para convertir su dinero en capital les fué imperioso poner en venta en el mercado el trabajo humano, les fué imprescindible crear las condiciones en las cuales era factible encontrar el trabajador libre Libre de todo género de vínculos con la propiedad, sin ningún producto material que vender, sin ninguna otra posibilidad de vivir que vendiendo su fuerza de trabajo. Libre, además, en el sentido de poder disponer de esa fuerza de trabajo como de un objeto venal cualquiera, ofreciéndolo a la venta sometido a las contingencias de la oferta y la demanda. Doble libertad en los códigos jurídicos, doble esclavitud en la realidad económica.
trans