no Amauta 11 Jeyes contra las cuales es vano rebelarse y a la que no se puede exorcizar o arrojar del mundo con el agua bendita. Maquiavelo, en opinión de Croce, se presenta como dividido de ánimo y de mente acerca la política, de la cual ha descubierto la autonomía y que le aparece ora triste necesidad de envilecerse las manos por tener que habérselas con gente bruta, ora arte sublime de fundar y sostener aquella gran institución que es el Estado. Elimenti di politica. El parecido entre los dos casos ha sido expresamente indicado por el propio Croce, en estos términos: Un caso, análogo en ciertos aspectos a éste de las discusiones sobre la ética de Marx, es la crítica tradicional de la ética de Maquiavelo: crítica que fué superada por De Sanctis (en el capítulo en torno a Maquiavelo de su Storia della letteratura. pero que retorna de continuo y se afirma en la obra del profesor Villari, quien halla la imperfección de Maquiavelo en esto:en que él no se propuso la cuestión moral. me ha ocurrido siempre preguntarme por qué obligación, por qué contrato Maquiavello debiese tratar toda suerte de cuestiones, inclusive aquellas por las cuales no se interesaba y sobre las cuales creía tener nada que decir. Sería lo mismo que reprochar a quien haga investigaciones de química el nó remontarse a las investigaciones generales metafísicas sobre los principios de lo real.
La función ética del socialismo. respecto a la cual inducen sin duda en error las presurosas y sumarias exorbitancias de algunas marxistas como Lafargue. debe ser buscada, nó en grandilocuentes decálogos, ni en especulaciones filosóficas, que en ningún modo constituían una necesidad de la teorización marxista, sino en la creación de una moral de productores por el propio proceso de la lucha anti capitalista. En vano ha dicho Kautsky se busca inspirar al obrero inglés con sermones morales una concepción más elevada de la vida, el sentimiento de más nobles esfuerzos. La ética del proletariado emana de sus aspiraciones revolucionarias; son ellas las que le dan más fuerza y elevación. Es la idea de la revolución lo que ha salvado al proletariado del rebajamiento. Sorel agrega que para Kautsky la moral está siempre subordinada a la idea de lo sublime y, aunque en desacuerdo con muchos marxistas oficiales que extremaron las paradojas y burlas sobre los moralistas, conviene en que los marxistas tenían una razón particular para mostrarse desconfiados en todo lo que tocaba a la ética; los propagandistas de reformas sociales, los utopistas y los demócratas habían hecho tal abuso de la Justicia que existía el derecho de mirar toda disertación al respecto como un ejercicio de retórica o como una sofistica destinada a extraviar a las personas que se ocupaban en el movimiento obrero.
Al pensamiento soreliano de Eduardo Berth debemos una apologia de esta función ética del socialismo. Daniel Halevy. dice Berth parece creer que la exaltación del productor debe perjudicar la del hombre; me atribuye un entusiasmo totalmente americano por una civilización industrial. No es así absolutamente; la vida del espíritu libre me es tan cara como a él mismo y estoy lejos de creer que no hay más que la producción en el mundo. Es sien. pre, en el fondo, el viejo reproche hecho a los marxistas, a quienes se acusa de ser, moral y metafísicamente, materialistas. Nada más falso; el materialismo histórico no impide en ningún modo el más alto desarrollo de lo que Hegel llamaba el espíritu libre o absoluto; es, por el contrario, su condición preliminar. nuestra esperanza es, precisamente que en una sociedad