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Amauta 51 cionarias no se asustan ante la perspectiva de la guerra civil. Tampoco debe asustarse la clase revolucionaria ante esta perspectiva. Lenin: Dos tácticas. Salen los delegados a comunicar a todos los subcomités de Lima, Callao y Valles vecinos la orden de huelga.
El organismo proletario comienza a funcionar desde este momento en su verdadero terreno de clase. La máquina obrera se mueve con una precisión admirable, no obstante su relativa improvisación.
Al retirarse los delegados, la policía reduce a prisión minutos des pues al camarada Adalberto Fonkén, que acaba de encargarse del secretariado, en reemplazo de Barba.
Esta maniobra policial tiene por fin desorganizar el movimiento Ignora que la clase obrera marcha por la voluntad de sus mismas masas y no por el imperio de determinado hombre. En todo caso, los delegados no son sino los representantes de la voluntad de la mayoría, estando siempre bajo su control. Para ahogar un movimiento popular no basta apresar a los jefes: hay que exterminar a las masas, pues mientras quede un proletario, él solo alzará su voz condenando la explotación de que le hace víctima el capital.
EL PRIMER Fieles a la decisión del Comité, los obreros de la ciuDIA. dad y el campo permanecen en sus casas. La disciplina observada desde el primer momento, es ejemplar.
Algunos grupos de trabajadores se reunen en los alrededores de las fábricas y talleres para poner en conocimiento de los demás compañeros la proclamación del paro. Los que llegan una vez informados, se abstienen de ingresar al trabajo. Se inician diversas manifestaciones, obligando a clausurar las casas de comercio, los bancos, las oficinas. El gobierno concentra en la ciudad los efectivos del Callao, Magdalena y Chorrillos, pertrechados abundantemente y en pie de gueLa llegada del sur del regimiento No. fortalece un poco la delicada situación de la burguesía.
La caballería carga sobre los manifestantes, los cuales, indignados, apedrean los palacios del capital. La actitud del gobierno provoca en el pueblo una reacción creciente en favor de la violencia proletaria.
Saquea la chinganas, los almacenes de comestibles, los mercados, tomando parte principal mujeres pobres y niños hambrientos (1. La fuerza pública es impotente para dominar en todos los sectores de la ciudad, el movimiento de las masas airadas. Se escucha durante el día y la noche un nutrido tiroteo y las cargas vigorosas de la cabaHería.
rra. Quienes se llevaban los comestibles eran efectivamente hambrientos. Nosotros hemos visto un saqueo en la calle de Guadalupe. Cincuenta personas hombres, mujeres y niños comenzaron a extraer los artículos de una tienda de chinos. Las mujeres y los niños se lanzaban frenéticos sobre los comestibles y se los llevaban gritando de alegría. En ese instante llegó un piquete de gendarmes armados de rifles. Iban a disparar contra los saqueadores, pero se contuvieron. Se quedaron enternecidos ante el voraz alborozo de esas mujeres y niños que saqueaban por hambre. Del diario La Razón. de junio 1919.