32 Amauta la matiza y hasta la detiene. Bajo este auspicio científico es posible determinar una interpretación del anhelo boliviano de un puerto sobre el Pacífico, y es posible también una solución que nacida del estudio de la realidad, encamine, favorablemente al progreso y a la solidaridad latino americana, un arreglo de la cuestión del Pacífico sobre el predominio de tanta explicación bélico sentimental que se ha dado al asunto desde sus orígenes hasta ahora.
La relación inmediata y fatal de la tierra con el hombre, conexión entre los fenómenos físicos y los sociales que ya observara Ratzel, origina leyes que en mil casos la política pretendió desconocer, sin obtener otro resultado que interrumpir el natural proceso de la evolución y en desmedro de los mismos pueblos. La historia nos demuestra cómo el tiempo ha rectificado innumerables veces las pretensiones humanas huérfanas de criterio realista que pugnando por variar el destino de las cosas del hombre casi arraigado en la Geografía, olvidaban aquel relativo postulado de la Escuela Histórica que la Geografía puede considerarse como la historia trazada de antemano y la Historia la Geografía en acción (2. El menosprecio de estos principios en el arreglo del problema mediosecular del Pacífico ha de motivar una solución artificial y por ende, falsa, desde que la preterición del criterio geográfico no resolverá el orden justo de las necesidades bióticas y de tranquilidad en nuestros tres países. La Geografía se venga pronto o tarde de los políticos dice Vallaux en una obra que en colaboración de Jean Brunhes, ha sido este año traducida al español, y continúa: emplea en ello mucho tiempo porque dura más que ellos, pero ocurre muchas veces que pronuncia la última palabra.
Al interpretar la aspiración portuaria de Bolivia, bajo normas de alto criterio científico, no pretendo sino formular un pensamiento en conformidad con la realidad geográfica del medio telúrico, articulada a imperiosas necesidades de confraternidad suramericana y de bien entendida soberanía de Bolivia. esto es lógico. En los intereses comunes de los países sudandinos la solidaridad obliga, y toda política de carácter divisionario que se ha seguido y esté por seguirse, no significa sino expresión indigente de efectiva armonía internacional.
Por otro lado, Bolivia no desea el mar para bañar sus nostalgias de país mediterráneo: lo quiere para la racional satisfacción de sus necesidades sociales, su independencia aduanera y su conexión directa con el mundo. No solo esto. La necesidad marítima es una necesidad instintiva de los pueblos de América y de todos los pueblos en general.
Sería ocioso repasar el pensamiento de Federico Ratzel para seguir afirmando que el mar constituye la fuente de grandeza de los pueblos.
Grandeza real, no pan nacional o militar, como la entendieron los alemanes para enseguida hacer fracasar la civilización de Occidente (3. En este entendido, tampoco podría este anhelo dar a Bolivia la pretensión de constituirse en potencia marítima, desde que lo que desea no son costas que defender sino puerto por donde salir.
El mar es un factor de salubridad social para las naciones. Los (1) Badía Malagrida. El factor Geográfico en la Política Sudamericana, Madrid, 1919, pág. 24. Yhering. Prehistoria de los indo europeos, Madrid, 1908. 3) Brunhes y Vallaux. Geografía de la Historia, 1928, pág. 438.