28 Amauta experiencia. Qué van a decir los majtas, si sus padres son más atolondrados que ellos. Eres la vergüenza de los viejos. Tatay!
El hijo refunfuñó lanzando una colérica mirada sobre el Jilakata.
Quemaba. La tierra humedecida desprendía áspera vaporación que sensualizaba los hocicos.
Por los corrales se oyó gritería de llokallos. Era el becerrillo subido a las ancas de la vacal.
El Sol no se escandalizaba. Amoral y frenético, continuaba el fornicio.
EL LEVANTAMIENTO.
Dirigimos hacia los hielos un mirada de gran poder. Objetivizamos el paisaje y lo enfocamos. Porque es preciso hacer algo. Aunque sea literatura vanguardista. La pampa es amplia, amplia como la amplitud mayor del cielo en los amaneceres.
Corramos a darles la noticia. Matewa! Matewaaa. Tata, tata, aquí estoy ¿qué quieres. Salimos del mal paso, tata! Debemos ir a Choruma, a darles la noticia Se ha hecho la revolución, y esta vez en beneficio de todos. Me entiendes? De todos, de todos. Guay! Non creendo, tatay. Es la verdad, Matewa, hombre. Cierto, tata? No lo creerán los chorumas. Tantas veces veniendo estas noticias! se llevaron los wanakus, las wawas o las mojieres! No lo creerán churumas, tatay. Pero, a ver, contalo, tatay ¿Cómo ha sido. Ha sido fácil, Matewa. Se alzaron los pueblos y gritaron hasta pelear con jusiles. Cuántos muertos. No sé cómo estoy vivo!
Sería cosa de haber estado pensando. Pero ya está todo, todo.
Los pueblos alzados invadieron las casas de los prisidentes. hasta no dejar úno de la familia. Ahora todos somos pueblo. Ahora nosotros ordenamos el reparto de las tierras. Cada ayllu tendrá su escuela, su hospital, su cuartel, su teatro. Pero este cuartel no será para matar, sino para vivir contra los que nos matan. Estás pobre hasta ahora, Matewa? Pues bien, ya sabes: festa tierra es tuya! todos los terrenos que necesitan para vivir, tú, tu mujer y tus hijos, todos esos terrenos son tuyos! Estén donde estén: aunque sea en el cielo! Te lo digo con autoridad. me han mandado. Mojjsa jama, tatay! Vamos a avisarlo. Ahora si hay buena noticia!
Partimos corriendo en dirección de Choruma. Se alborotan los chaiñas al vernos pasar como vientecillo de cosecha.
Choruma está recostado en una hondonada de la cordillera. Se le advierte a la legua por sus manadas de allpakas y el ladrido interminable y lejano de sus perros. Acercándose, el montoncito de chujllas se asemeja a una parvada de allkamaris, y eso que los allkamaris nunca andan juntos. Pero tampoco andan muy juntas las utas del ayllu sunka. Chorumas. Chorumas. Waj. Waj. Qué hay. Tú, Chipana.