Amauta 27 Me acerco a un blogue de granito. Lo examino, mudo. Nace una pregunta en la pureza de mis ojos. Pero el viejo achachilla no sabe satisfacer mi curiosidad. Patentizo un deseo de evacuar. Mis lágrimas se han evaporado. El sudor no está. Una mano de hielo se posa en la vegiga: orino, a gotas.
Unos le atribuyen conocimiento del Porvenir, don de palabra otros. Qué será. Las wakas ya no hablan!
Se suceden las generaciones. Se gastan nuevos tiempos. Vienen ideas descoloridas, brillantes se van jy la piedra presente en la necesidad del hombre!
El hijo del idiota yo soy el idiota tropieza con el burdo tallado. Lo atienta; lo sigue en su figura imprecisa y se aleja danzando. Tatay: es un hombre, un hombre!
Wawa! Waway, sí, es un hombrel Aceptamos en el dios la intención de nuestra forma. pero, en verdad, somos otra cosa honda!
ANIMALES DIAFANOS.
El anciano jilakata de Jutawilaya, después de sondear su conciencia, halla que el delito de que acusan a Puka, padre de Pegrito, meTece un castigo ejemplar. Desterrarlo de ayllu, por cochino. lapidarlo! Pero hace tiempo que dejó sus mocedades y se resuelve a visitar al delincuente para informarse de sus propios ojos ¡A él no lo forzaban chismes ni habladurías!
Es el Warayoj.
Cruzó el zurriago sobre el hombro, tomó las varas de la ley y, mientras pausadamente sacaba de su chuspa hojitas de cuca, meditaba. Animal. Este Puka un animall Animal!
El cielo de tierna limpidez.
En la pampa la tierra se hacía ócre, y entre la verdinegra alegría de los papales, brincaban las florecitas sonrosadas. Las florecitas blancas, las flores amarillas y azules. Es un loco!
Llamó gente sobre la perka. El incestuoso se le apaTeció. Detrás estaban su hijo y la mujer de su hijo. Es verdad lo que dicen, Puka. Cual, tatay. Que tú y la mujer de tu hijo. Aquélla. Tatay. Ah! No puedes negarlo.
La mujer se ruborizó y el marido bajó la vista, pero todo sin más que un ligero estremecimiento, que bien podía decir. y tú por qué te metes en cosas nuestras. La mirada del Jilakata tenía una sugestión irresistible.
reno y su voz grave. Tengo la ley! Son éstas las varas de la ley. Habrá que resolverse a respetarme, a oirme, a obedecerme. Puka. Pukal Aunque lo quisieras no podrías negarlo. Tú mismo te acusas. Cometiste la cochinada! tu edad duermen los ardores y se despierta la Loco. Era se.