Amauta 21 puedo ahora alzar a mi voz los cerros hacia los ponientes, hacerlos tan dulces los valles de inmensos, desatar las aguas y aventarlas en lluvias tan finas de gotas humeantes, agitar el mar y hacerlo saltar de los mapas, en cada pájaro sorprender un canto, un batir de hojas en los árboles jubilosos, o esprimir sones rosas hasta llenar las campanas.
alegría y las lejanías arrulladas en nuestra voz sencilla.
y la vida que en mi sangre late aplausos invisible alegría inusitada: luz a borbotones y abierta la naturaleza nueva.
que esta alegría es por el hombre nuevo chorreado de arranques cósmicos, meridiano de mi corazón proletario.
pués, manos, manos para acariciar lo invisible y las cosas.
alegría, que los trinos de los pájaros nuevos se están haciendo sangre en las mejillas.
José VARALLANOS.
TOJJRAS, por Gamaliel Churata.
PARABOLA DE LA ALEGRIA amplitud desierta retumbaba con el mugido del toro padre. Mugí. Mugí!
Como está lejos la invita arañando el suelo. Mugí. Mugííí!
La testa grávida se yergue bucando en el viento el dulce olor. Vamos a buscar florecitas, Malica. Martincho. Martincho. Martincho. Que sí. Que sí!
La vaca contestaba desde el corral de la chujlla. Múu. Múu!
Los chicos se internaron en la hondonada de los kollis, a través del secano; y hasta las piedras estaban vestidas de fiesta primaveral. Qué de menos ellos! Ambos adornaron sus sombreros con flores de willitika y sankayo.