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Ninguna observación científica, formalmente geográfica, tendría suficiente garantía para obstaculizar con una conclusión contraria la que patrocina una natural salida de Bolivia al mar por el puerto de AriEn la región de Arica, la vida no se encuentra dispersa como en Sama. La densidad de población, ley de carácter antropogeográfico es menor que por la ruta de Antofagasta, pero un factor estático, la menor distancia y un implemento dinámico del progreso, el riel, une más inmediatamente el mar Pacífico y las altipampas de Bolivia; esto, aparte de la estrecha comunicaçión con la ciudad de La Paz.
Arica, puerto disputado por el sentimiento peruano, por la obstinación chilena Vicuña Mackena de Geografía Militar, es también solicitado por el anhelo boliviano como una necesidad biosocial.
Un severo examen de las circunstancias que promedian en tal disputa, daría ocasión al criterio geográfico para reservarlo a Bolivia, contra las exigencias sentimentales o bélicas de los otros.
Puede considerarse nuestra interpretación geográfica del anhelo portuario, como enferma de un determinismo geográfico de rígidas apreciaciones telúricas y desprovistas del noble sello del sentimiento en este caso el patriotismo que lo humano pone en lo físico como alta nota del espíritu; pero, es preciso recordar que así como en Geografía Física se buscan las causas que explican perfectamente los fenómenos, en Geografía Humana, por el contrario, apelamos a las normas sociogeográficas para comprender cómo un fenómeno ha sido posible (Geografía Histórica) o bien, cómo puede ser naturalmente probable (Geografía Política. Siempre queda a salvo la libertad humana y nunca el influjo físico llega a ser absoluto y permanente; así se hace compatible la sociogeografía con la noción del progreso de los pueblos (10. Por las premisas del factor geográfico, por las necesidades vitales de Bolivia y, antes de que Arica, viniendo a manos del Imperio del Dollar, llegue a convertirse en algo así como una base naval o punto estratégico para fortalecer esta esfera de influencia yanqui que son nuestros países en eterna pendencia, Arica debe concederse a Bolivia superando, como dejamos dicho, sentimientos históricos o desatinos bélicos. Antes que el sentimiento que es noble, está la realidad que es sabia.
Terminamos, pues, asintiendo que la natural aproximación de Bolivia al mar no puede señalarse mejor en los mapas y en los hechos que por el camino descrito; es decir, la subzona del Macizo Central Boliviano que orientándose hacia el Océano, remata en el Morro de Arica.
La Paz, 1928 (10) Badía Malagrida. Ob. cit. pág. 22.