Violence

Amauta ropa, es decir, a lo excelsamente europeo. Vale decir, que en México la capacidad asimilativa de Europa para comprender una cultura que nace pone más de manifiesto su agotamiento que en cualquier otro país de nuestra raza; y que en Argentina la capacidad de rebasamiento, mejor dicho la voluntad de superación de la sensibilidad de América sobre la realidad europea se acusa con rasgos más netos y definidos. México representa la encrucijada de la cultura europea, la desgarradura de un espíritu que presidió los destinos del mundo por varios siglos.
Argentina nos revela con resuelta claridad la continuidad de América sobre la herencia o el acervo de Occidente. En México Europa se clausura para siempre, en Argentina América se abre hacia el porvenir. la incomprensión de Europa frente a la revolución mexicana, que es la revolución americana, se expresa por boca de Guillermo Ferrero al confundirla con la sordidez de las dictaduras fascista y española con las que no tiene más relación que la epidérmica violencia externa, porque están en dos polos opuestos en su significado vital y creador.
La comprensión de América frente a los valores espirituales de Europa se nos ilumina con singular claridad en la fuerte y luminosa vida argentina. No es al acaso que de la Argentina parte el movimiento cultural de más ancha proyección histórica que se ha dado hasta este momento en América.
Se puede afirmar que al rededor de estos dos núcleos gira la primera etapa del porvenir de la futura cultura americana. Movimiento de concentración de la periferia al centro y no acción expansiva del centro hacia la periferia. Rasgo característico que ha de servir como de clave para la total comprensión del nuevo espíritu americano. La casualidad o la predestinación ha puesto también geográficamente a estos dos pueblos en los dos puntos extremos del mundo indoamericano.
De norte a sur y de sur a norte corren dos estremecimientos complementarios que guardan en sus entrañas el futuro huevo cósmico de una nueva raza superada. como presencia compulsiva de la Europa hacia la eclosión del característico espíritu de América, el destino puso a la cabeza del Continente a los Estados Unidos que amenazan devorarlo con sus desmesuradas fauces si a tiempo la raza del sur no toma conciencia de su grandioso destino histórico, confederándose en una potente comunidad mental, moral y económica. Acaso esta resistencia amenazadora del norte ha servido y servirá de incentivo o acicate para que América alcance su razón y vigor definitivos. Estados Unidos es a la vez para nuestros pueblos el campo de experimentación de la banalidad de una prepotencia fundada sobre los valores más desleznables y efímeros de una civilización decadente y la constatación del castigo que aguarda a las razas que hicieron la renuncia de su ser más esencial y profundo por una copia o calco servil.
La etapa de la gran revolución americana que ha comenzado en el pueblo de los aztecas y que acabará por abrazar en un inmenso incendio creativo a todos los pueblos indoamericanos puede definirse como la etapa de la mexicanización y la argentinización de América.
Trujillo Setiembre 1928.