BourgeoisieJosé Carlos MariáteguiTrotskyWorking Class

98 Amauta y educación, propaganda, teatros, etc. Esta obra fué debida a la actividad del reputado educacionista y gran escritor Lunatcharsky.
Las actividades político sociales deben marchar paralelamente a las actividades artísticas. Con esto no se quiere decir que prepondere y culmine el Arte. Pués, se comprende que la cultura artística no es la fase primera de un bienestar sino que es el resultado final. Recordemos lo que nos dice muy meditativamente Trotzky: La cultura se nutre con la savia de la economía, pero es necesario de un exceso de material de ella para que la cultura progrese, se complique y se refine. Nuestra burguesía se había adueñado de la literatura, y en verdad rápidamente, en aquel período en que comenzó a saberse dueña de sí misma, rica y fuerte. El proletariado no podrá proceder a la conquista de una nueva cultura, de una nueva literatura, o de una cultura y literatura socialistas, por medio de trabajos de laboratorio sobre la base de nuestra pobreza, nuestra penuria y de nuestra ignorancia, sino por medio de vastos métodos económicosociales y culturales. El arte necesita del bienestar y de la demasía. Para esto es preciso que los altos hornos encandezcan aun más, que las ruedas evolucionen con mayor rapidez, las lanzaderas emprendan con mayor velocidad su movimiento de vaivén y que las escuelas funcionen con mas celo.
El proletariado no tiene una cultura propia, original. Es justificado, puesto que hoy se halla cumpliendo su papel primario y fundamental: el de conquistar su estabilidad social, política y económica. Está en plena beligerancia, marcando una etapa de transición. Con singular perspicacia intelectual, José Carlos Mariátegui escribe: El proletariado gasta actualmente sus energías en la lucha por abatir a la burguesía y en el trabajo de resolver sus problemas económicos, políticos, educacionales.
El prden nuevo es todavía demasiado embrionario e incipiente, se encuentra en un período de formación.
Un arte del proletariado no puede aparecer aún. Pero esto no implica que el proletario deje de interesarse de la adquisición de la cultura artística.
Nó. Muy al contrario debe ir preparando esta conquista. Solamente así se concibe que pueda tener predisposición sicológica y mental, para poder comprender y catar las creaciones del nuevo espíritu. Es entonces que la virtud del Arte influenciará de tal modo al individuo para que sus actividades estén en relación a la cul.
tura de una época universal que se anuncia y que él mismo es el que va gestando. Si desde hoy no se hace esta labor, se tendrá, indiscutiblemente, resultados que estarán en desmedro de las conquistas verificadas.
Pués, si no se cultiva el espíritu, des.
de el punto de vista del Arte se obtendrá la incomprensibilidad del proletario ante las obras de los artistas: poetas, dramaturgos, músicos, proletarios que crearán como consecuencia lógica de la nueva cultura que va cuajándose. Desde hoy se impone esta actitud individual y colectiva. Hay que ir de conformidad con las aspiraciones de la época, formando una conciencia estética en el trabajador.
Hay que educar los sentimientos estéticos. Esto se conseguirá mediante una cultura disciplinada. Para ello hay que hacer que el yó superficial, el yó parasitario de que habla Bergson, no sea considerado como el yó fundamental. Hay que preparar el yó profundo que es lo que constituye la personalidad misma, por él es que se es libre, fundamentalmente libre, Mientras que no se prepare la conciencia, mejor dicho que no se haya conquistado la conciencia no se será libre. Ibérico Rodríguez al hacer una interpretación de la doctrina berg