84 Amauta un haiduk me acompaña la mirada desierta.
Yo que estaba perdida en un espejo muerto, sentí sobre mi carne tu diente amargo y frío.
Trineos de la muerte recorren las estepas; y hombres abandonados, sangrando por la tierra. te veo venir de la pocilga hedionda donde niños exprimen pezones de miseria.
Oh! Dios!
Yo me voy por la sombra hundiendo en las tinieblas mi colmillo de sangre, y mi bandera roja sacudida en el viento de la Revolución.
Buenos Aires, 1928.
Blanca LUZ BRUM.
EL POEMA DE LAS CATASTROFES las miradas apedrean las lunas de las ventanillas del vagón los gritos vuelven a caer inútiles porque no pudieron llegar hasta las estrellas entre el vagón se está tejiendo una red de gritos que ni las mismas miradas que afilan su angustia podrán cortarla esta vez fueron proletarias las piernas que se rompieron el conductor ya no podía llorar porque estaba muerto el dolor se encogió en el centro de las ciudades en los cobertizos el llanto hacía naufragar las esperanzas