DemocracyMarxismSocial Democracy

Amauta 79 rando una inútil reivindicación de fórmulas políticas, que son nada más que medios y no fines.
Hay que ir más allá del sufragio y de las instituciones democráticas.
Ambas cosas han constituído el espejismo que entretuvo y esterilizó la acción de la social democracia, haciéndola luchar por realidades inaplicables al riguroso presente histórico. No debemos caer en el mismo error.
II el sufragio.
Simplistamente parece obvio que si se otorgan seguridades para la emisión del voto, la mayoría elegirá a individuos que representen y realicen sus aspiraciones. De manera que una transformación social a beneficio del mayor número, sería simple cuestión de honestidad en ¿Pero esto ocurre en los países donde el voto secreto y obligatorio es una realidad? Ciertamente, no.
Es que los defensores del sufragio presuponen resuelto un problema de conocimiento, que no lo está.
La realidad indica que el acto psíquico de votar es un resultado complejo de factores que ejercen coerción subconsciente: la educación, la tradición, la ignorancia, la propaganda, etc. reducen a una mera ilusión la supuesta libertad consciente del votante.
Henri de Man, en su discutible Más Allá del Marxismo dice certeramente: no es posible gobernar como en las asambleas griegas o germanas.
Buscando la soberanía parlamentaria nos hemos encontrado con la soberanía de los partidos y queriendo entregar el poder a la opinión pública, lo hemos puesto en manos de los propietarios de periódicos.
En estas condiciones, las elecciones honradas sólo se diferencian de las elecciones nuestras, en que unas son actos de prestidigitación e ilusionismo y las otras burdos manotones de poder. La masa, el núque dice Barbusse, sólo figura en el decorado.
mero III es que las causas hondas de este problema se confunden con el de la cultura.
El ejercicio del voto en una democracia auténtica es la función más alta que desempeña el ciudadano. Asume caracteres realmente sagrados.
Pero como el gobierno de una nación es, actualmente, y cada día más, obra de ciencia, de especialistas, de alta y sólida cultura, no podrá votar conscientemente sinó se posee un mínimo caudal de conocimientos político económicos.
Por eso exclama Bernard Shaw en el prólogo de Hombre y Superhombre: Qué probabilidades tendrá la democracia, que necesita a toda una población de votantes capaces, de críticos políticos. Dónde se encontrará hoy tales votantes? En ninguna parte.
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