BourgeoisieIndividualismWorking Class

Amauta clisés barressianos, de inversión sexual y de conversión religiosa, de clasicismo estandarizado y de dadaismo ya comercializado.
León Werth.
FRANCIS ANDRE: Hasta el punto en que mi humilde voz de trabajador (1) pueda hacerse escuchar en este debate, yo pienso que el arte no es individualista, que tiene su fuente en las capas profundas de la sociedad humana y que brota con la espontaneidad de una necesidad vital, a través de las sensibilidades privilegiadas. El arte es el reflejo, la espiritualización de una vida material, condicionada a su vez por la naturaleza, por los modos de producción y por las formas sociales que se han edificado en ella. Cuando, siguiendo un arado o bien comiendo mi pan entre mis compañeros me es dado poseer un poema que canta, siento que este poema no viene solamente de mi, sino de la vida que nos circunda, de la vida de todos, de nuestras necesidades, de nuestras aspiraciones, de nuestras fuerzas, que quieren expresar un poco de ese sentimiento inmenso y pesado que mis hermanos portan en su carne y no han podido expresar.
Es seguramente difícil, en la enorme masa caótica que constituye la literatura contemporánea, establecer la demarcación precisa entre el arte burgués y el arte proletario. Estamos en una época de transición, en que, paralelamente a las fuerzas económicas y sociales, se entreveran todavía raíces y ramas. El espíritu burgués, pequeño burgués y democrático, impregna el alma naciente del proletariado.
Sin embargo, debe caer uno de los dos árboles que aglomeran en sus cuerpos todos los elementos humanos de nuestros días.
En tanto que el uno, de tronco podrido, no habla al viento que pasa sino de la tristeza de la descomposición y de la muerte, el otro, más joven, se desprende poco a poco de su sombra y de su follaje, cantando ya a la luz.
Si consideramos como primicias del arte proletario las tentativas, que, apoyándose sobre los movimientos sociales, tratan de expresar al hombre en pugna con el pasado, al hombre que lucha y crea en la conciencia ascendiente de su destino, hay en muchos países voces que nos responden. Ya las anchas páginas revolucionarias de un Jack London, la vasta epopeya campesina de un Ladislas Reymont, y cerca de nosotros, en esta Rusia roja en que las fuerzas nuevas de la historia han roto la vieja armadura, el Ciment de Gladkov, obra henchida de tumulto, de fe, y de vida, están todas cargadas de este espíritu.
En la medida en que se acentuará la descomposición burguesa, en que se desvanecerá la ilusión democrática, el arte proletario se asimilará energías nuevas y se ensanchará hacia la universidad liberada de los medios de producción y de las relaciones humanas.
Francis André.
1). Francis André, es un joven campesino del Luxemburgo belga, que acaba de publicar en las ediciones de Ecrivains Réunis un hermoso volúmen de Poemas Campesinos.