48 Amauta mí, Dieguez, anóteme con quinientos pesos también dijo don Miguel Jerónimo, que había optado por quedarse en un discreto silencio desde la escaramuza entre Ríos y Helguero. Lo que es yo, señores, ante tanta filantropía me eclipso.
murmuró Escudero, retirándose y yendo a incorporarse en el grupo del Subdelegado, que en ese momento sostenía animada charla con María Luz y otras doncellas más. Tengo viva curiosidad, señorita de los Ríos decía don Clementem. de oir a su esclavo, pues me han dicho que tocando guitarra y cantando es una maravilla. Aunque Seminario y Jai me cree que como el suyo no hay nada igual. Pero ya vamos a Ter cuál es el mejor. Maravilla no contestó María Luz, como si el elogio hubiera sido dirigido a ella. Pero mi padre está seguro de que lo hará un poquito mejor que el pabureño. la apuesta no puede ser más original. Cosas traidas por su señor padre de Buenos Aires, quien, según he oído también decir, ha traído otras muchas cosas más, merecedoras de no ser perdidas de vista concluyó el Subdelegado en todo medio enig mático. Perdone usted, señor. se apresuró a decir el alcalde, don Juan Francisco no ha sido el iniciador de la apuesta sino él ge belitre del cura Sota, que ve usted allá, riendo y mangonean do. Le pinchó el amor propio a Seminario y Jaime, que tiene su diablo en el negro Nicanor, y tuvo que salir, naturalmente, en de. fensa de su criado. No ha sido el amor propio dijo la señora de don Miguel Jeróniino lo que ha hecho que mi marido cruzara tan peregrina apuesta, sino el deseo de brindar a sus amigos la ocasión de oir tocar a nuestro negro. yo, valgan verdades, tenía también ini poquito de curiosidad, pues esta va a ser la primera vez que lo escuche. Usted, María Luz, si debe de estar cansada de oir suyo. No lo crea usted, misiá Manuelita. Apenas le he oído dos tres veces. Parece que le gusta tocar sólo para él. cómo es él, cómo es él? preguntó la marques de Salinas, dirigiéndose a Maria Luz. Javier me lo ha pintado como un pardo de buena presencia, pero muy lleno de viento y fantasías, habiendo tenido necesidad de venderle para evitar que le siguiera relajando a la gente de la hacienda. Es un hombre como todos, señora marquesa. contesto María Luz eludiendo hacer la descripción que se le pedía. Ya lo verá usted dentro de un momento. Prefiero que usted mismo Jo aprecie. dicen que tiene otras gracias, como la de. como le diré usted para no escandalizarla. la de ser un gran contentador de criadas. dijo la señora de León Valdez, ineli.
nándose al lado de Escudero para que éste la oyera mejor. Que lo diga Rejón de Meneses, que no hace mucho estuvo por acá, para no sé qué asunto muy del agrado de su mujer.