Amauta 39 magnífico media de acercarse a los maestros para captar y aprovechar el fruto, siempre sazonado, de sus experiencias. El factor cultural que asegura el enriquecimiento espiritual y profesional del maestro es, igualmente, de enorme trascendencia. Todas las reformas escolares a que ya hemos aludido lo han tenido muy presente. El doctor Kaestmer, cuyas conclusiones damos en otro lugar, nos declara que una de las reformas más importantes llevadas a cabo en Alemania, en materia educacional, es la organización de la preparación universitaria del magisterio, hecho que constituye un pecado, a veces imperdonable, en muchos pueblos que quieren que el maestro sea un menesteroso de la cultura, un mediocre del saber y una mentalidad primitiva en la que a menudo se destacan los caracteres de la mentalidad primitiva, tan bien estudiados por Levi Bruhl. La tarea educacional es una obra de superación, de encumbramiento moral, y por ello los maestros, especialmente los de la nueva escuela, deben aumentar incesantemente su cultura. Esto no sólo constituye una garantía de mejoramiento para el niño, sino también una base segura para el mejoramiento social, ya que el maestro es y debe ser un leader en la vida comunal.
Este factor, cultura del maestro, constituye otra de las bases de las nuevas reformas escolares.
Tal el alcance del problema de la nueva educación, inspirado por el espíritu de post guerra, cuya solución es una necesidad hondamente sentida por los pueblos que tienen fé en la educación y en los valores espirituales.
MATALACHE, por Enrique López Albújar.
XIV UN DIA SOLEMNE, UNA FIESTA BRILLANTE UNA MANO PERDIDA a ver MANECIO el día de Corpus resplandeciente, virginal, abarrotado de cielo azul y alegría aldeana. Otoño, con la melancolía de un cincuentón que comienza su rostro rubricado de arrugas, había querido hacer en Jeste día un alarde de entusiasmo juvenil, para eclipsarse después entre las frías e irónicas sonrisas del invierno, que acechábale ya.
En las blancas y cuarteadas torres de la iglesia, libradas de las violentas sacudidas del terremoto de dos años atrás, las campanas festejaban las glorias del día, coreadas por las camaretas y los restellantes surgidores, que iban dejando, al reventar, retorcidos airones de humo blanquecino sobre el límpido espacio.
Un hálito de incienso envolvía a la ciudad, por cuyas calles discurría la gente en vaivén inusitado, imprimiéndole a la vida