Violence

Amauta tria se especializan. Apenas se elevan algunas cumbres luminosas: Romain, Rolland, Unamuno, Einstein. Todos los demás son especialistas, hasta los políticos. Este hombre especializado llega hasta especializar el despotismo y crea las especialidades de Mussolini y Primo de Rivera.
América recoge o va recogiendo el instinto, el sentido de la civilidad. No hay que olvidar que Estados Unidos, el país por excelencia de la técnica, de la especialidad y de la ciencia aplicada, no es enteramente América sino una Europa trasplantada, superagudizada, elevada a la máxima potencia. Este sentido de la civilidad preside toda la vida nueva de América. Las últimas generaciones son generaciones civiles que están creando la civilidad americana. El europeo ha dejado de ser un hombre civil. De otro modo, después de veinte siglos de experiencia política, no habría caído en la dictadura y en la peor de las dictaduras: en la dictadura del analfabetismo y en el despotismo bufo de opereta.
Para cerrar el cuadro, los intelectuales europeos, habiendo perdido su civilidad, son los mejor resignados a la violencia y a la tiranía.
Recordemos las palabras y el espíritu de las palabras que dirigió Ortega y Gasset a un estudiante de filosofía en la Argentina. Es un llamamiento mesurado a la disciplina de la juventud, al domesticamiento académico del estudiante. Crear una patria, hacer intensa vida civil es para el intelectual europeo de hoy incalificable indisciplina. Por faltar a la disciplina la mayor parte de intelectuales españoles son actualmente embajadores, guardasellos y cancilleres de Primo de Riveno ra. esta extirpación o debilitamiento de la vida civil es un signo de muerte para las culturas y para las razas. No es la primera lección que la historia nos da en este sentido. Asi como su vigorización y vitalizamiento nos revelan que un nuevo elemento y una nueva posibilidad palingenésica surgen en el vasto devenir humano. es preciso volver otra vez hacia la reforma universitaria de Córdova, cuya gran trascendencia histórica apenas es sospechada por algunos pensadores americanos. Lo de menos en el movimiento han sido sus propósitos inmediatos, la expresión cercana de sus fines. Su fuerza reside principalmente no en su realización ni en su motivación reformista sino en su proyección, en su sentido, que diría Keyserling. El movimiento de Córdova hay que estudiarlo como impulso instintivo y vital y no como la expresión de una realidad dada y conclusa. Estamos ante un hecho que se resiste a toda racionalización sistemática, porque en su seno se encierra todo el misterio, la profundidad y la riqueza del porvenir.
Uno de aquellos hechos que por su volumen vital y por su significado son superiores a la inteligencia y a la previsión humanas y en que los hombres son meros actores o instrumentos del multifacético drama que empieza a realizarse. el movimiento de Córdova. qué es en su esencia última sino un movimiento civil de las nuevas generaciones americanas para crear una cultura, un movimiento de la nueva América hacia su civilidad. Porque la ciudad de Córdova no fué sino la ubicación fortuita de un impulso