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ЕК. Amauta método marxista que busca la causa económica en último análisis. y esto es lo que nunca han sabido entender los que reducen arbitraria mnte el marxismo a una explicación puramente económica de los fenómenos.
De Man está enteramente en lo justo cuando reclama una mayor valoración de los factores psíquicos del trabajo. Es una verdad incontestable la que se resume en estas proposiciones: aunque nos dediquemos a una labor utilitaria, no ha cambiado nuestra disposición original que nos impulsó, a buscar el placer del trabajo expresando en él los valores psíquicos que nos son más personales. el hombre puede hallar la felicidad no solamente por el trabajo, sino también en el trabajo. hoy la mayor parte de la población de todos los países industriales se halla condenada a vivir mediante un trabajo que, aún creando más bienes útiles que antes, proporciona menos placer que nunca a los que trabajan. el capitalismo ha separado al productor de la producción: al obrero, de la obra. Pero ninguno de estos conceptos es un descubrimiento del autor de Más allá del marxismo. ni justifica en alguna forma una tentativa revisionista.
Están expresados no sólo en la crítica del taylorismo y demás consecuencias de la civilización industrial, sino, ante todo, en la nutridísima obra de Sorel, que acordó la atención más cuidadosa a los elementos espirituales del trabajo. Sorel sintió, mejor acaso que ningún otro teórico del socialismo, no obstante su filiación netamente materialista. en la acepción que tiene este término como antagónico del de idealista.
el desequilibrio espiritual a que condenaba al trabajador el orden саpitalista. El mundo espiritual del trabajador, su personalidad moral.
preocuparon al autor de Reflexiones sobre la Violencia. tanto como sus reivindicaciones económicas. En este plano, su investigación continúa la de Le Play y Prudhon, tan frecuentemente citados en algunos de sus trabajos, entre los cuales el que esboza las bases de una teoría sobre el dolor testimonía su fina y certera penetración de psicólogo. Mucho antes de que el freudismo cundiera, Sorel reivindicó todo el valor del siguiente pensamiento de Renan: Es sorprendente que la ciencia y la filosofía, adoptando el partido frívolo de las gentes de mundo de tratar la causa misteriosa por excelencia como una simple materia de chirigotas, no hayan hecho del amor el objeto capital de sus observaciones y de sus especulaciones. Es el hecho más extraordinario y sugestivo del universo. Por una gazmoñería que no tiene sentido en el orden de la reflexión filosófica, no se habla de él o se Z adopta a su respecto algunas ingenuas vulgaridades. No se quiere ver que se está ante el nudo de las cosas, ante el más profundo secreto del mundo. Sorel, profundizando, como él mismo dice, esta opinión de Renan, se siente movido a pensar que los hombres manifiestan en su vida sexual todo lo que hay de más esencial en su psicología; si esta ley psico erótica ha sido tan descuidada por los psicólogos de profesión, ha sido en cambio casi siempre tomada en seria consideción por novelistas y dramaturgos.
Para Henri de Man es evidente la decadencia del marxismo por la poca curiosidad que, según él, despiertan ahora sus tópicos en el mundo intelectual, en el cual encuentran en cambio extraordinario