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6 Amauta vismo. Desilusionado de la praxis reformista, de Man discípulo de los teóricos de la social democracia alemana, aunque el ascendiente de Jaurés suavizara sensiblemente su ortodoxia no se decidió, como los correligionarios de quienes habla, a seguir el camino de la revolución. La liquidación del marxismo. en que se ocupa, representa ante todo su propia experiencia personal. Esa liquidación se ha operado en la consciencia de Henri de Man, como en la de otros muchos socialistas intelectuales, que con el egocentrismo peculiar a su mentalidad, se apresuran a identificar con su experiencia el juicio de la historia.
De Man ha escrito, por esto, deliberadamente podríamos decir, un libro derrotista y negativo. Lo más importante de Más Allá del Marxismo es, indudablemente, su crítica de la política reformista. El ambiente en el cual se sitúa, para su análisis de los móviles e impulsos del proletariado, es el ambiente mediocre y pasivo en el cual ha combatido: el del sindicato y el de la social democracia belgas. No es, en ningún momento, el ambiente heróico de la revolución que, durante la agitación post bélica, no fué exclusivo de Rusia, como puede comprobarlo cualquier lector de estas líneas en las páginas rigurosamente históricas, periodísticas. aunque el autor mezcle a su asunto un ligero elemento novelesco de La Senda Roja. de Alvarez del Vayo. De Man ignora y elude la emoción, el pathos revolucionario. El propósito de liquidar y superar el marxismo, lo ha conducido a una crítica minuciosa de un medio sindical y político que no es absolutamente, nuestros días, el medio marxista. Los más severos y seguros estudiosos del movimiento socialista constatan que el rector efectivo de la socialdemocracia alemana, a la que teórica y prácticamente se siente tan cerca de Man, no fué Marx sino Lassalle. El reformismo lassalliano se armonizaba con los móviles y la práxis empleados por la social democracia en el proceso de su crecimiento, mucho más que el revolucionarismo marxista. Todas las incongruencias, todas las distancias que de Man ob serva entre la teoría y la práctica de la social democracia tudesca, no son, por ende, extrictamente imputables al marxismo sino en la medida que se quiera llamar marxismo a algo que había dejado de serlo casi desde su orígen. El marxismo activo, viviente, de hoy tiene muy poco que ver con las desoladas comprobaciones de Henri de Man que deben preocupar, más bien, a Vandervelde y demás políticos de la social democracia belga, a quienes, según parece, su libro ha hecho tan profunda inipresión.
en A habido siempre entre los intelectuales del tipo de Henri de Man una tendencia peculiar a aplicar al análisis de la política o de la economía, los principios de la ciencia más en boga. Hasta hace poco la biología imponía sus términos Ja especulaciones sociológicas e históricas, con un rigor impertinente y enfadoso. En nuestra América tropical, tan propensa a ciertos contagios, esta tendencia ha hecho muchas víctimas. El escritor cubano Lamar Schweyer, autor de una Siología de la DemocraWISU