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26 Amauta El nocturno de los cuerpos anhelantes (Del próximo libro El Viento del Mar. Hasta el silencio de tu frente llegaron mis labios con sus besos.
En la vida de tus ojos estaba tendido el camino de los sueños. La noche de tu cuerpo anhelante sentía la solitaria maravilla de mi corazón abierto en los cantos del mar)
En el reposo de tus pechos mi cabeza tuvo un refugio sereno. Me esperaba tu cuerpo anhelante. El llamado de las aguas lejanas quería quitarnos el camino de los sueños. Nuestros cuerpos habían desplegado el grito de los viajes largos. Tu agitastes sobre el afán del mar la solitaria maravilla de mi corazón!
RM ¡Yo elevé hasta las estrellas del cielo el silencio de tu frente!
Jardinero de Villa Dolores. linóleum de Renée Magariños USHER Entonces la noche tuvo dos cuerpos anhelantes corriendo en el camino de los sueños.
Nicolas FuscO SANSONE.
Montevideo.
con logro de los beneficios resultantes de las ciencias industrializadas que constituyen el privilegio de una casta egoísta y despótica de pueblos y de individuos.
Junto a estos imperialismos económicos perfectamente definides y que utilizan el instrumento de las ciencias como manifestación de poder sobre las cosas y como influencia de soborno sobre los espíritus, aparecen también los imperialismos políticos con que se disfraza y se complace en internacionalizarse, caracteres mucho más generales aún, la defensa de las clases conservadoras.
Ved si no lo que ocurre con el fascismo italiano internacionalizado ya en el mundo, recogido, amparado y fomentado por todos los gobiernos conservadores, incluso el nuestro, y por todos los patriotismos bastardos que llevan la camiseta negra cubriéndoles el corazón. Extravagante patriotismo éste de los reaccionarios que se hace internacional con el clericalismo y el fascismo, que reniega de todas las fuerzas morales que puso en actividad nuestra revolución de Mayo y que entrega las riquezas de la Nación a los banqueros ingleses o yanquis, pero se escandaliza y se indigna contra el internacionalismo de la justicia social!
Esto me trae a la memoria los recientes atentados, atribuídos a los antifascistas, pero cuyas víctimas extraña casualidad! no son fascistas. Atentados que dan ocasión al fascio o gavilla italiana, consentida y fomentada por los patriotas profesionales de este país, a denunciar como enemigos del orden y hasta de la patria argentina ¡oh sarcasmo! a todos los antifascistas vale decir demócratas y liberales cuidadosamente catalogados en un index que contiene los nombres de los habitantes nacionales y extranjeros que han hecho un culto de la libertad y dignidad humanas, siguiendo las huellas de Moreno, Echeverría, Sarmiento e Ingenieros.
Esto me recuerda también, para el caso de no ser simulados por el fascismo los atentados recientes, que quien siembra vientos cosecha tempestades según reza el adagio y mal pueden quejarse del terrorismo quienes bautizaron de bello atentado la explosión de la bomba homicida, quienes proclaman y ejercen el culto de la violencia en todas su formas, quienes pisotean el cadáver putrefacto de la libertad y hacen público escarnio de la justicia, del derecho y hasta de la compasión: quienes pretenden dominar por medio de la fuerza y no disimulan su agresiva actitud de conquista, singularmente audaz en estos países de América a los que pretenden tratar como colonias y cuyas riquezas ha saboreado de antemano su ilusoria codicia!
Pero volviendo a los imperialismos económicos que constituyen el asunto primordial de nuestro momento latino americano, podría decirse que, en cierto modo y reconociendo a las palabras la acepción que he procurado precisar en el comienzo de este discurso, esos imperialismos son civilizadores, como ellos pretenden, porque el progreso material y hasta la ciencia están de su parte.
Inglaterra es la civilización sofocando a la India, a la China, etc. España es la civilización explotando a Marruecos; Estados Unidos es la civilización exprimiendo a Nicaragua. Todos esos imperialismos son la civilización falta de sentido moral, orgullosa, dominadora, arbitraria, cruel, inhumana en una palabra. Pero la cultura no es eso. Ella no puede estar en contra de Mahatma Ghandi admirable, más que todos los héroes occidentales, por la grandeza de su espíritu y la rara superioridad de su táctica; no debe estar contra la abnegación de los árabes del Rif y la defensa desesperada de Abd el Krim jamás alentada por la esperanza del triunfo y que se mantuvo ante la infame complicidad de Europa y del miundo todo. La cultura, por último, no puede estar no debe estar, no está ni estará nunca contra Augusto Sandino el caudillo nicaragüense, tan heroico como nuestro Güemes, y más meritorio aún porque la lucha es más desigual, porque las traiciones son más fáciles, más frecuentes y mejor pagadas y porque no es propicio a los héroes este momento histórico de mercantilismo y de cobardía.