21 Amauta IMPERATIVO DE CREACION ¿Porqué, entonces, el castigo y el riesgode infundirles un alma. Una pregunta sola iba a llenar todo lo creado, hasta el último resquicio, y las dudas empañarían los espejos del éter. Vendría, para la frente, la hora de las revelaciones soñadas. Conocería yo, por fin, las imágenes de los mundos que luchaban por revelarse dentro de mi ser?
Las tierras recién sembradas, a mi lado, por leguas y leguas, hinchábanse por las semillas impacientes, como la masa provincial de las tahonas, cuando las fermentaciones candidas de la harina crecen en pleamares preparan el advenimiento del pan.
EMILIO QRIBE De la espiga en zodiacal granazón de cielo vi cảer un grano de oro, con una rápida oblicua trayectoria.
PARA AMAUTA Vagando me hallaba por los caminos nocturnos Aquella declinante caída del hacha ígnea, en las márgenes de un estuario.
era una orden mística, pero no para mi, era un imperativo mensaje de arcángel, pero no para mi Hacia la madrugada señalaban con el índice los vigías de las estrellas.
Facilmente interpretable, el único mensaje y la orden final que faltaba, Los campesinos, entonces, encendieron sus fogatas para que todas las siembras iniciasen la germinación.
y ante el ruido de mis pasos en la piedras gritaban vigilantes aves.
Así, de la misma forma, que el comando enérgico del relámpago, hace precipitar la lluvia, Bajo la paz creadora, y esta organiza su marcha de cerrados cortinajes, brotaban en mi corazón estremecimientos inefables, así como el brillo de una espada, de una pureza infinita, o el imperio de los clarines, ponen en movimiento a los ejércitos grandiosos, pero adormecidos quedábanse, asi, dentro de mi, desde la caída de esa errante estrella, que se desprendió a modo de una flecha de un carcaj mal definidos e informes, demasiado lleno, como los caserones con árboles que yo no lograba distinguir yo comprendi que iban a ponerse en marcha muy bien, en mi camino, en lo más profundo de las tierras, o a modo de los oscuros rebaños que a mi lado dormitaban.
pero no en mi corazón, pero no en mi corazón, millares y millares de semillas sembradas al azarSentimientos elevados de amor, ideas de belleza y de religión, Las ví!
ansias de inmortalidad, bajo mis sienes agolpábanse, Abrirse las ví en leguas y leguas, sin poder alcanzar la vida concreta o perdurable.
en un deslumbramiento de la materia, como los párpados de los muertos, en los días en que resucitará nuestra carne.
Campos dormidos, árboles en oraciónAl pie de aquella tan segura montaña de cielo, Una tan poderoså orden!
era mi soledad el único tormento, Fué un imperativo de creación! Si.
la impura angustia sin correspondencias.
Pero no para mi.
Fué tan evidente la falta de armonía Era fácil comprobar, como se levantaban con precaución matemática que nacieron estas preguntas: y crecían, crecían, las semillasFormaban a mis pies disciplinadas falanjes, Un hombre así, y alegres las ví alinearse. para qué iba a perturbar atisbando el resplandor del día naciente, la felicidad total de esos elementos primarios para presentarle armas con la vacilación creadora de un espíritu?
o celebrar una misa campal.