Working Class

Amauta 17 LA NUE VA REFORMA POR JULIO NAVARRO MONZO que está en marcha, que se nos viene encima, aún cuando miles de cristianos no lo sepan y otros miles prefieran no saberlo.
Esto obedece a cinco causas que algunos pueden considerar tan lamentables cuanto quieran pero que, lamentables o no, están ahí patentes, tan patentes que nadie, por mucho que las discuta, se encuentra capacitado para poder negar su existencia.
1a. Nuestro concepto de Dios ha cambiado.
En su gran estudio The Roconstruction of. ligion, el sociólogo norteamericano Charles Ellwood, estampa desde la primera página la siguiente afirmación: Si la Iglesia Cristiana tiene que sobrevivir es menester que se produzca dentro de ella una Nueva Reforma, junto a la cual la Reforma Protestante parecerá cosa insignificante.
Esta opinión, siendo más general, coincide totalmente con la emitida por el autor de las presentes líneas, hace algunos años, en el estudio El problema religioso en la cultura latinoamericana. cuando dijo que, habiendo tenido los países latinos la enorme desgracia de haber quedado al margen de la Reforma del siglo XVI, ahora era ya demasiado tarde para pensar en convertirlos al Protestantismo. Cuando los mismos países reformados están sintiendo la necesidad de una Nueva Reforma, lo mejor que pueden hacer los países latinos es buscar ellos mismos su propia Reforma, una Reforma que corresponda a las necesidades mentales y sociales del hombre del siglo XX, en lugar de aceptar servilmente los frutos de la Reforma llevada a cabo por los pueblos del norte hace ya cuatro siglos.
Me complace, sin embargo, citar a Ellwood para demostrar que somos muchos los que, en el mundo entero, vemos venir la Nueva Reforma como un hecho tan fatal, tan ineludible, como esa misma nueva civilización mundial que está surgiendo, después de la guerra europea, del contacto cada vez más estrecho entre el oriente y el occidente. menos de que el Cristianismo esté llamado a desaparecer, la Nueva Reforma no es ura posibilidad que cada cual pueda aceptar o rechazar según sus gustos individuales y como lo estime más conveniente. La Nueva Reforma es un hecho. Es algo Hay naturalmente, en el mundo moderno, muchísimas personas que tiene todavía un concepto de Dios idéntico al que puede hallarse en libros tales como el Exodo y el Levitico, de igual manera que existen aun en el mundo millones de henoteistas, de politeístas, de gentes que rinden culto a los muertos, a los espíritus o a los animales. Hay también, especialmente entre las gentes educadas, miles de personas que sencillamente no creen en Dios. Pero, entre estos y aquellos, perfilase la mentalidad religiosa del hombre moderno para quien Dios no es, ni puede ser ya, un monarca, caprichoso y vanidoso, que distribuye favores a quien lo adula y siente odio por quien se olvida de él.
Tal concepto de Dios planteába los tremendos problemas de los cuales se hace cargo el libro de Job y aquellos a los cuales lude ya el profeta Habacuc. Por qué sufren los inocentes. Por qué prosperan los malvados? No hay una sola madre que haya visto morir a su hijito que no se lo haya preguntado, ni un hombre honesto, derrumbado por la perfidia de un canalla, que no se lo haya diclo. Pero, frente a la visión pesimista de la vida que nos trajo la biologia moderna, con sus inflexibles leyes de la concurrencia y de la supervivencia de los más aptos, el problema cobró mayor duce a su lector en el bosque espeso de las épocas alejadas, lo cerca a los acontecimientos de actualidad. Las tiranías de Babilonia y Egipto, Roma, Grecia, la Europa medioeval. La carnicería imperialista, los últimos acontecimientos de la historia universal. Lo primero que interesa al autor en esta aglomeración de hechos históricos es la cuestión de la desigualdad social. La marca cada vez con una claridad exacta y cada vez subraya este problema fundamental del desarrollo histórico. Los Encadenamientos es una novela de agitación. El autor no solamente muestra los hechos sino también llama al levantamiento contra la defectuosa realidad capitalista. La narración frecuentemente se interrumpe por tiradas agitadoras, que recuerdan aquello que Barbusse habló y escribió en los años anteriores, como político. Sin duda Los Encadenamientos es la novela suma que compendia la inmensa labor de educación que el autor ejecutó sobre sí mismo. Su concepción revoucionaria encuentra acá su expresión acabada. Al lado de esto. Los Encadenamientos traen en sí todas las señales de aquel estilo intelectual que como ya hemos dicho se hace una propiedad característica de Barbusse. Abstracción excesiva, esquematizmo extremo, excesiva inclinación al raciocinio, que se pone de vez en cuando zancos y por fin una composición que une la vacilación excesivamente amplia del contenido esquema de la historia universal con el muy estrecho y contradictorio de la novela. Motivo personal, estrechamente individual, de las páginas de la novela no desaparece el yo que filosofa y sufre. Todo esto priva a la obra de sentido orgánica y verdaderamente revolucionario, todo esto le impide elevarse hacia su propósito grandioso. El estilo intelectual que encontramos en éste y los libros posteriores de Barbusse, surge de la contradicción orgánica entre la ideología, que tiene el carácter revolucionario proletario, y entre la psicología sobre la cual prosiguen gravitando las tradiciones viejas. En los marcos de esa contradicción se desarrolla la actividad creadora del artista. El libro de narraciones Force (1926) habla de esto de una manera no menos persuasiva que el monumental por el designio de Los Encadenamientos. Barbusse presenta algunos conexos esquemas sociológicos. Habla el revolucionario que plantea las cuestiones correctamente. Pero esos esquemas carecen de forma artística. Los esquemas no están formadas por la carne viva de las costumbres.
No se concretan en la revelación artística. Se obtienen abstractamente, desprovistos de vida, secamente. Habla el intelectual que puede hacer comprender el fenómeno pero no mostrarlo. En Fuerza hay novela de la vida de la antigüedad de Roma, y novela de la época actual, novela fantástica y novela de la vida real, con los rasgos de aquella manera abstracta que es propia de Barbusse. To das las diferencias entre las épocas se trituran. Roma antigua no es distinguida del Siglo XX y la edad real se parece a la fantástica. La esencia del estilo abstracto se revela con acritud especial El año pasado publicó Barbusse un libro sobre Cristo: Jesús Le pareció seductora la idea: libertar, la figura de Cristo de toda precipitación de la iglesia, humanizarlo, mostrar los rasgos plebeyos del cristianismo primitivo. He aquí por cierto algo que no era menester hacer. Este inmenso esfuerzo que ha gastado el autor para la investigación de las fuentes, más últimamente conforme al fin, habría podido aprovecharlo en otra dirección. La interpretación de Cristo, cualesquiera que sean los motivos de que ella partiese, no es asunto de un escritor revolucionario. En este engaño del acceso, en esta equivocación característica, tenemos siempre la expresión de aquella misma sicología intelectualista. El artista, inclinado abstracciones, admitió aquí una abstracción más. Abstracción fue el mismo hecho del intento. Barbusse ha venido al proletariado de las filas de la intelectualidad. Se hizo revolucionario adiestrado en el dominio político, más en el dominio de creación artística él ha dado más bien documentos de la descomposición de la sicología intelectual burguesa, bajo la influencia de la ideología revolucionaria proletaria, que obras integras y orgánicas. En este sentido su papel histórico es inmenso. Los artistas de la clase obrera no seguirán su ejemplo. Su camino será más recto y legible. Pero los nuevos refugiados de las filas de la intelectualidad, los nuevos tránsfugas al campamento del proletariado luchador, aprovecharán ampliamente la inmensa experiencia creadora de Barbusse. Se educarán en sus búsquedas perseverantes, aprenderán sus errores. Barbusse entrará en la historia de la literatura revolucionaria francesa mo su comenzador. ANISIMOV. Traducción directa del ruso, especial para Amauta. por Miquel Adler.