José Carlos Mariátegui

8 Amauta ON A E P A A POR JOSE CARLOS MARIATEGUI TO GONZALEZ PRADA dibujo de Julia Codecido tencias alambicadas y retóricas, se encuentra el gérmen del nuevo espíritu nacional. No forman el verdadero Perú, dice González Prada en el célebre discurso del Politeana de 1888, las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la nación está formado por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la Cordillera.
Y, aunque no supo hablar un lenguaje desnudo de relórica, González Prada no desdeñó nunca a la masa.
Por el contrario, reivindicó siempre su gloria oscura. Previno a los literatos que lo seguían contra la inutilidad y la esterilidad de la literatura elitista. Platón decìa, les recordó en la conferencia del Ateneo. que en materia delenguaje el pueblo era un excelente maestro. Los idios mas se vigorizan y retemplan en la fuente popular, más que en las lenguas muertas de los gramáticos y en las exhumaciones prehistóricas de los eruditos. De las canciones, refranes y dichos del vulgo brotan las palabras originales, las frases gráficas, las construcciones atrevidas.
Las multitudes transforman los continentes. El poeta legítimo. afirmó en otro pasaje del mismo discurso se parece al árbol nacido en la cumbre de un monte; por las ramas, que forman la imaginación, pertenece a las nubes; por las raíces, que constituyen los afectos, se liga con el suelo. en sus notas acerca del idioma ratificó explícitamente en otros términos el mismo pensamiento. Las obras maestras se distinguen por la accesibilidad, pues no forman el patrimonio de unos cuantos elegidos sino la herencia de todos los hombres con sentido común. Homero y Cervantes son ingenios democráticos: un niño los entiende. Los talentos que presumen de aristo cráticos, los inaccesibles a la muchedumbre, disimulan lo vacío del fondo con lo tenebroso de la forma. Si Herodoto hubiera escrito como Gracián, si Píndaro hubiera cantado como Góngora ¿habrían sido escuchados y aplaudidos en los juegos Olímpicos? Ahí están los grandes agitadores de almas del siglo XVI y XVIII, ahí está particularmente Voltaire con su prosa, natural como un movimiento respiratorio, clara como un alcohol rectificado.
Simultáneamente, González Prada denunció el colonialismo, atacó el españolismo. En la conferencia del Ateneo, después de constatar las consecuencias de la ñoña y senil imitación de la literatura española; propugnó abiertamente la ruptura de este vínculo. Dejemos las andaderas de la infancia y busquemos en otras literaturas nuevos elementos y nuevas impulsiones. Al espíritu de naciones ultramodernas y monárquicas prefiramos el espíritu libre y democrático del siglo. Volvamos los ojos a los autores castellanos, estudiemos sus obras maestras enriquezcamos su armoniosa lengua; pero recordemos constantemente que la dependencia intelectual de España significaría para nosotros la indefinida prolongación de la niñez.
En la obra de González Prada, nuestra literatura inicia su contacto con otras literaturas. González Prada representa particularmente la influencia francesa. Pero le pertenece, en general, el mérito de haber abierto la brecha por la que debían pasar luego diversas influencias extranjeras. Su prosa trono muchas veces contra las academias y los puristas, y heterodoxamente, se complació en el neologismo y el galicismo. Su verso buscó en otras literaturas nuevos troqueles y exóticos ritmos.
Percibió bien su inteligencia el nexo oculto, pero no ignoto que hay entre conservantismo ideológico y academicismo literario. combinó por eso el ataque al uno con la requisitoria contra el otro. Ahora que advertimos (Pasa a la pag. 13) González Prada es, en nuestra literatura, el precursor de la transición del período colonial al período cosmopolita. Ventura García Calderón lo declara el menos peruano de nuestros literatos Pero ya sabemos que hasta González Prada lo peruan en nuestra literatura, no es aún peruano sino colonial. El autor de Páginas libres, aparece como un escritor de espíritu occidental y de cultura europea. Mas, dentro de una peruanidad por defi.
nirse, por precisarse todavía. por qué considerarlo como el menos peruano de los hombres de letras que la traducen. Por ser el menos español. Por no ser colonial? La razón resulta entonces paradójica. Por ser la menos española, por no ser colonial, su literatura anuncia precisamente la posibilidad de una literatura peruana. Es la liberación de la metrópoli. Es finalmente, la ruptura con el virreinato.
Este parnasiano, este helenista, marmoreo, pagano, es histórica y espiritualmente mucho más peruano que todos, absolutamente todos, los rapsodistas de la literatura española anteriores y posteriores a él en nuestro proceso literario. No existe seguramente en esta generación un solo corazón que sienta al malhumorado discípulo de Lista, don Felide Pardo, más peruano que el panfletario e iconoclasta acusador del pasado a que pertenecieron ese y otros letrilleros de la misma estirpe y el mismo abolengo.
González Prada no interpretó este pueblo, no esclareció sus problemas, no legó un programa a la generación que debía venir después. Mas representa de toda suerte, un instante, el primer instante lúcido de la consciencia del Perú. Federico More lo llama un precursor del Perù Nuevo, del Perú integral. Pero, Prada a este respecto ha sido más que un precursor. En la prosa de Páginas libres, entre sen