38 Amauta La compensación triangular de los saldos comerciales, por la cual los saldos en contra de una nación. negativos se equilibrarían con los a su favor. positivos resultantes de sus rela.
ciones comerciales con otras naciones, a veces equilibra las finanzas evitando las pérdidas, como se comprueba en el caso anterior (relaciones comerciales de Estados Unidos con la Argentina y Brasil. Pero, en este caso las sumas no se compensan en mucho, dado que los países restantes, para cerrar el triángulo, se encuentran con respecto a los Estados Unidos, en la misma condición. La posibilidad de equilibrar en un todo los saldos negativos del comercio argentino, en sus relaciones con los Estados Unidos, con la mayor venta de productos a otros países, la descartan los mismos Estados Unidos, anulando con su política económica el valor adquisitivo de ellos. El pueblo argentino se ve obligado así a cubrir los saldos negativos y algo más, muchísimo más, en concepto de plusvalía. No basta la carga que como consecuencia del régimen económico vigente, el pueblo resiste. Se piensa con singular frialdad, que siendo cuantiosa puede serlo más. Al enorme peso que gravita como resultante de un por qué simil sobre su admirable esfuerzo, ha de añadirse el que le obliga a llevar la plutocracia yanqui.
Frente a la importación de productos manufacturados yanquis en la Argentina, creciente de año en año, compruébase una exportación de productos agropecuarios argentinos, más o menos estacionaria.
Las causas de este fenómeno no se encuentran determinadas por la calidad inherente a las materias primas o industriales correlativas, que constituyen la producción agropecuaria argentina. Las determinan otros factores más bien artificiales que naturales, ya que logran ser aceptados por otros mercados en una proporción extraordinaria.
No es que el mercado yanqui rechace los productos argentinos por haber cubierto su consumo, cada vez Es que el mercado yanqui está cercado por una inexpugnable trinchera de aranceles y tarifas aduaneras, cuyo fin único es defender su economía en plena etapa imperialista.
No es que el capitalismo del Norte eleve sus derechos aduaneros por reciprocidad. Nuestra tarifa grava preferentemente los artículos elaborados por la industria. Con los que proceden de Estados Unidos presenta un carácter fiscal más bien que proteccionista. afirma (3) el Ingeniero Luis Duhau, Presidente de la Sociedad Rural Argentina. Es que el imperialismo yanqui, para subsistir equilibradamente poderoso, se precave tanto de la competencia que en sus mercados pudieran hacerle a sus manufacturas las manufacturas europeas, como de aquella que le debieran hacer ventajosamente a us productos agropecuarios, los productos de la novel agricultura y ganadería argentina.
La agricultura yanqui se halla, a partir de la postguerra, en un instante de quebranto. La situación que le crea el notable progreso de la industria en todas las formas del trabajo, va siendo angustiosa. El éxodo de las campiñas con motivo de la concentración de la población en las ciudades o centros fabriles, la desconcierta profundamente, disminuyendo además el interés que por las faenas del campo pudiera tenerse. Cansadas sus tierras de cultivo, se encuentra imposibilitada de fomentar el trabajo de nuevas, extendiendo las áreas de producción, por cuanto su elevado costo lo impide. El standard de vida de la clase obrera, los salarios compensados con la taylorización del trabajo, que si bien aumenta la producción y el consumo, no pueden dejar de influenciar seriamente su desarrollo, coartándolo. Factores estos, que concurren a su limitación, la que se ve así acrecentada anualmente, descendiendo los promedios y eliminando, por lo tanto, a los Estados Unidos como país principal en la exportación de productos agropecuarios.
No son las palabras las que tal cosa expresan. Son las estadísticas del movimiento mundial de comercio, las que así categóricamente lo demuestran.
En 1914 15 Estados Unidos producía 24. 251. 000 toneladas de trigo; Canadá, 389. 000; Australia, 678. 000 y Argentina 604. 000.
Al siguiente año las cosechas experimentaron un aumento a la Lar que sensible, sumamente indicador. 020. 000 Estados Unidos; 462. 000 Canadá; 214. 000 Australia y 960. 000 Argentina Separando los millones que el consumo necesita en cada país, quedaban para la exportación: 10. 000. 00 toneladas de trigo, en Estados Unidos; 450. 000 en el Canadá; 000. 000 en Australia y en la Argentina 000. 000.
Es decir, que en 1915 16, Estados Unidos era el primer país exportador de trigo; Canadá el segundo; Argentina el tercero y Australia. el cuarto.
En 1927, las posiciones cambian por completo. Durante el decenio precedente se nota una disminución paulatina que llega. a culminar en el año en curso con las cifras que siguen, y cuyo total corresponde a la media con que las naciones concurren a integrar los saldos de la demanda internacional para el último quinquenio: Canadá 000. 000; Argentina 000. 000; Australia 500. 000 y Estados Unidos 900. 000. Lo que traducido significa que Estados Unidos ha pasado del primer puesto al cuarto.
Natural es que en ese descenso como país exportador ha influído no solo la especial situación de la agricultura yanqui, sino también el mayor consumo interno, dado que la población de los Estados Unidos aumenta casi dos millones anualmente por la acción inmigratoria y por la acción de propio crecimiento. Pero, es que no son, descensos comprobados tan solamente en el saldo de exportación. Es que también abarcan el total de producción. Verbi gratia, en 1915 16 el porcentaje de trigo cosechado fué de toneladas 27, 271. 000 y en 1925 26 lo fué de toneladas 18. 217. 000.
La crisis se constata entonces, y en forma irrefutable. Uno de los cultivos, el más importante, la sufre intensamente. Recurrir a examinar la situación de los demás cultivos sería perder el tiempo por cuanto su labor bastante engorrosa, resultaría infecunda. La claridad de la demostración anterior, con el aporte de las cifras estadísticas incluídas, hace obvio cualquier esfuerzo reincidente. medida que la industrialización se hace más evolucionada, la desagrarización asume proporciones fatalmente crecientes.
La economía estadounidense como se ha visto se encuentra bajo el imperio de este apotegma.
Cuando en el comercio una nación depende de otra, su progreso económico se halla un tanto expuesto a sufrir algunas re.
piesalias esclavizantes, si por desgracia se ve envuelta por la red financiera de una, calificadamente imperialista. La política de los Estados Unidos oponiendo toda su fuerza financiera y su política proteccionista, para entorpecer el crecimiento de la Argentina es la de un Estado que busca subyugar a los demás, tramando una rigurosa dependencia. El pueblo argentino, y con él todos los de América, juega un rol histórico también, frente a esta política de sujeción.
La plutocracia yanqui no ignora lo que vale la dependencia.
Por algo ha colocado en Europa enormes capitales que le aseguran la posibilidad de un control directo, aunque discreto, de la política europea (7. por algo la literatura imperialista está facA LOS ANUNCIADORES: La publicidad en AMAUTA. por su extensa circulación, es la más ventajosa: El anuncio en AMAUTA es el que más dura: casi todos los lectores de nuestra revista la coleccionan. Anuncie Ud. de preferencia en esta sección y en Libros y Revistas de las «uales hacemos tiradas especiales.