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Amauta 37 LA VID ECONOMIC Finanzas Comercio Agricultura y Ganadería Minería Industria Transportes Seguros Estadística CRONICA EXTRANGERA Las cifras así lo testimonian. El valor en pesos oro de las importaciones realizadas por Inglaterra, Alemania y Estados Unidos en el mercado argentino durante algunos años. desde 1910 és sobremanera elocuente: LA ARGENTINA LA POLITICA ECONOMICA DE LOS EE. UU.
por LUIS HEYSEN 1910 1915 1916 1917 1925 Inglaterra 117. 908. 831 91. 234. 392 103. 203. 921 82. 984. 790 191. 641. 877 Alemania 65. 896. 941 609. 355 590. 880 294. 655 100. 753. 999 Estados Unidos 52. 195. 566 75. 589. 855 106. 988. 508 138. 084. 920 206. 266. 749 De su examen se concluye: Inglaterra fué hasta 1916 el mayor vendedor. partir de esa fecha sus valores descienden. con algunas alternativas tan rápidamente como se elevan los de Estados Unidos, que en el primer año de guerra arrebató el segundo puesto a Alemania, para después desplazar en forma idéntica al rival de cuyo tronco económico naciera.
Las ventas son indicios, y de los más reveladores, en la demostración. Pero, el comercio entre las naciones no es tan solo lo que se importa. Falta el complemento, que es la exportación. Los rúmeros afirman, igualmente en pesos oro, a partir del año 1921, conclusiones por demás explicativas: 1921 1922 1923 1924 1925 Inglaterra 205. 035. 263 150. 264. 485 188. 915. 282 234. 238. 916 207. 774, 738 Alemania 50. 646. 298 52. 847. 516 63. 675. 110 101. 130. 524 88. 817. 540 Estados Unidos 59. 225. 208 79. 789. 007 89. 817. 490 71. 840. 227 71. 607. 051 Quien observe el devenir de las relaciones comerciales entre las naciones ajustándose a una interpretación científica, no se verá de pronto sorprendido en su buena fe de observador consciente del drama contemporáneo. Pero, quien vive abstraído en sus diálogos interiores, o quien usando, independiente, la receta: arte, religión o sentimiento, pretenda obsecadamente descubrirlos, recibe ingratas nuevas cuando sin poder explicarse puntos de origen o de referencia, se encuentra con que se ha producido una realidad desconcertante e insospechada.
Hasta hace poco, ninguna variante, ni animadversión ostensi.
ble se produjo en los intercambios de productos, a que se ajustan las normas del comercio entre los Estados Unidos y la Argentina.
Todo transcurría como, si en efecto, se hubiera inventado el modo de ensamblar sin alterar la estructura la enorme contradicción que implica sostener una política nacionalista, dentro de un régimen económico internacionalista.
Las desavenencias entre los Estados no surgen del azar, o por que alguien particularmente lo desee. No son los hombres denominados providenciales quienes hacen la historia. La historia se halla de antemano escrita por las leyes de un riguroso determinismo.
Los Estados Unidos, o más propiamente, la plutocracia yanqui, considerada como una potencia de primer orden dado su creciente evolución industrial y su formidable capacidad financiera durante el período de la preguerra trataba de consolidar su fuerza económica con la política de la puerta abierta (1. o con la de invasión manu militare (2. Su lucha entre la urbe y la campaña, se hallaba si no en estado latente, equilibrada. Tanto la ciudad como el campo, podían exhibir una fugaz lozanía para contrarrestar la competencia de otros países, sin recurrir a la elevación desmedida de los aranceles y tarifas aduaneras.
La Argentina, preocupada también en su estabilización, organizaba su incipiente y valiosa producción agropecuaria e industrias afines. Las discrepancias si bien ya se intuían, no podían producirse. La armonía transitoria de las relaciones comerciales, favorecía el afianzamiento y la exteriorización de una confianza peligrosa. Mientras el interés de cada país se concilie, a fuerza de artificio, con el interés de los demás, la paz exterior, la suavidad y buen tono de sus relaciones diplomáticas, están aseguradas. Por lo menos hasta que la libre concurrencia madre del monopolio, del trust y del imperialismo. no desahucie terminantemente los propósitos encaminados a la obtención de algún nuevo y tentador vellocino de oro. La naciente clase dominante argentina se sentía así comodamente protegida por la evolucionada y voraz plutocracia yanqui. Los grupos germánicos y anglosajón. Inglaterra ayer, Alemania hoy, Estados Unidos mañana, llegan ya a su momento. Su rol histórico actual, por la acción intensa y fecunda, vale el de los imperios que llenaron algún capítulo en la crónica humana. preveía José Ingenieros desde Berlín en 1906 (3. Estados Unidos desarrollando cada vez más su comercio, iniciando la exportación de capitales, empezaba a vivir su mañana. Para lograrlo esperaba una oportunidad, y ninguna más propicia para coordinar por parte de las fuerzas mejor organizadas y mayormente poderosas, la captación de las recién surgidas, que la conflagración europe.
Estados Unidos, presentándose en forma casi súbita como una gran fuente de productos manufacturados y agropecuarios, inició su batalla implacable para derrotar gradualmente a sus más temibles rivales en la Argentina: la vieja Albión y la imperial Germania.
Su análisis indica la desigual capacidad de las tres naciones para comprar los productos argentinos; así como el visible contraste que ofrecen los valores del comercio entre Argentina y Estados Unidos. Cuando Argentina compra en aquel país por valor de 206, millones pesos oro, vende por 71, 6; resultando por consiguiente, un saldo en su contra de 134, millones de pesos oro.
Esta suma desfavorable no permanece estacionaria, ni disminuye. Por el contrario aumenta. Comparar es un modo de contribuir a la comprensión de la verdad. Menos incierta aparece una aseveración, si se acude al paralelo.
Estados Unidos, en el año 1926 importo de la Argentina por valor de 72. 132. 734 pesos; y exportó por valor de 175. 766. 544. De manera que la diferencia sería de pesos oro 103. 623. 810. Las dos primeras cantidades representan valores de tarifa: la de exportación, y reales: la de importación. Luego, el total no es el mismo.
Las ventas de los Estados Unidos son en puridad de 208, millones, es decir, mayores aun que las del año anterior, y el saldo de la Argentina de 135, millones de pesos oro, es decir, también mayor. El Brasil importo de los Estados Unidos por valor de 117. 477. 168 pesos oro sellado, y en cambio le vendió productos por valor de pesos oro 227. 230. 581; de lo que resulta un balance contrario a Estados Unidos, por un total de 109. 843. 413 pesos oro sellado. 4)
Conclusión: el capitalismo yanqui pierde en su comercio con el Brasil 109, millones de pesos oro y gana con el de Argentina 135, Saldo a su favor: 25, millones de pesos oro.
Cualidad de buen negociante es evitar la pérdida. No importa sufrir dilaciones cuando ellas representan aumentos en el haber.
Si hay bancarrota en la economía de una nación, no es la plutocracia quien la soporta. Es el pueblo quien la salva, afrontando sus más terribles consecuencias. El Brasil gana; gana su clase dominante. Estados Unidos engulle millones: son para su plutocracia. Argentina pierde: pierde el pueblo, sobre el cual recaen todas las crisis. Ni en North, ni en South América, los pueblos percibieron jamás un tanto por ciento de las ganancias. Percibieron siempre el ciento por ciento de las pérdidas.